El grave problema de la contaminación en Torreón sigue sin resolverse. Durante la pasada semana la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila organizó en esta ciudad el “Encuentro Regional de Investigadores en Salud”, tratándose entre otros temas el impacto de la contaminación. Uno de los ponentes fue David Gidi, cuestionado ex sub procurador nacional del medio ambiente en los tiempos del presidente Zedillo y quien ahora se presentó en Torreón como funcionario de la empresa Peñoles. Dicen que en su intervención hizo aparecer a la empresa como “blanca palomita” que cumple con la normatividad. Lo anterior no es de extrañar, pues según los enterados cuando fue funcionario de la citada Procuraduría Ambiental, parecía más bien abogado de la mencionada empresa; inclusive se tiene conocimiento que existen diversas denuncias ante la Fiscalía del Medio Ambiente por presuntas irregularidades al tratar el problema de la contaminación en esta ciudad. Extrañamente al señor Gidi se le olvidó señalar en su exposición que en Torreón hay más de quince mil niños contaminados con plomo en niveles superiores a diez microgramos por decilitro de sangre (que es el máximo permitido por la ley) y que además, continúan apareciendo nuevos casos. También se “olvidó” de tocar el tema de la contaminación del suelo y el poco avance que en este aspecto han tenido las llamadas medidas de remediación, pues recientemente en la Plaza de la Tortuga de la colonia Torreón Jardín se detectaron en el suelo niveles de plomo de mil doscientas partes por millón, cuando la norma en Estados Unidos para las áreas de juegos de niños, parques y jardines públicos, señala que debe ser inferior a cuatrocientas partes. Tampoco se interesó por informar que en México todavía no existe esa norma y que a pesar de la urgencia de contar con ella, por los intereses en juego se mantiene en el “congelador”. Como se puede observar el mencionado expositor sólo cumplió su función de tratar de tapar el Sol con un dedo.
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Sobre este delicado tema de la contaminación por plomo, preocupa que las autoridades federales, en este caso la Secretaría de Salud, cuyo titular es Julio Frenk, no hayan hecho nada para emitir la norma mexicana que establezca los niveles mínimos permisibles de contaminación en el suelo. Cabe mencionar que en Estados Unidos cuando en una casa o jardín se encuentran niveles de más de cuarenta microgramos de plomo por pie cuadrado, se procede a clausurar la casa. Se sabe que aquí en la ciudad existen domicilios y lugares públicos con más de mil setecientos microgramos, situación preocupante y que de alguna manera revela el porqué siguen aumentando los casos de niños con plomo en la sangre. Es urgente que el gobernador del estado Enrique Martínez y el alcalde Guillermo Anaya intervengan ante la citada Secretaría para que a la brevedad se emita la norma mexicana sobre contaminación del suelo y se tomen las medidas necesarias para preservar la salud de los habitantes de esta contaminadísima ciudad.
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El alcalde Guillermo Anaya rindió el jueves su primer informe de gobierno. El sentir de los torreonenses es que su administración empezó de un tono gris subido, dando la impresión de que ni él, ni su equipo de colaboradores sabían lo que andaban haciendo; para colmo aplicaron la “barredora” parejo corriendo a muchos funcionarios y empleados con experiencia que trabajaban bien, sustituyéndolos por otros que apenas a estas alturas están aprendiendo a batear. Para fortuna de la ciudad en los últimos meses la administración tomó color al realizar obras como la nueva tubería de agua en el centro comercial, la barda perimetral del Bosque y la remodelación de Bulevar Independencia; todo ello aunado a la instalación de taxímetros en el transporte público. Con estas realizaciones se puede considerar que en su primer año don Memo salió bien librado, pero tendrá que apretar el paso para entrarle a resolver añejos problemas, como son entre otros: el transporte público, tabaretismo, vendedores ambulantes, el cableado “volante” por calles y avenidas y el control de la contaminación ambiental donde se requiere mayor número de monitores manejados por el Ayuntamiento y la sociedad civil. Ojalá y al iniciar su segundo raund no se duerma en sus laureles, porque la ciudad está urgida de modernización y el Alcalde en su campaña así lo prometió y es necesario que le siga cumpliendo al pueblo que lo eligió.
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Al alcalde de la vecina Matamoros Felipe Medina le está lloviendo feo en su milpita; ello se debe, según dicen, a que no sabe capotear las aguas, pues carece de las capacidades administrativas y políticas que son necesarias para bien gobernar. El pasado sábado su informe se convirtió en un verdadero zafarrancho en donde hasta militantes priistas se manifestaron en contra, calificando de pésima su administración. Tal fue el caso de la organización “Ciudadanos en acción”, quienes protestaron por irregularidades en la aplicación de los recursos del ramo 33. Otros que hicieron bulla fueron los ladrilleros, reclamándole a don Felipe su incumplimiento en la aportación de recursos para comprar el “equipo de quema”, sobre todo considerando que la Comisión Federal de Electricidad y el ramo 33 ya cumplieron con su parte. También llovieron los señalamientos sobre el nepotismo del Alcalde, acusándolo de tener familiares cobrando en la nómina municipal. Todas estas cosas pueden ser ciertas, pero también lo es que por su falta de sensibilidad política le han crecido los enemigos a su alrededor; comentándose que uno de los más aguerridos es su ex “compadrito” Antonio Velásquez Quistian, conocido como “La Changa” y del que se dice era socio del Alcalde en los rastros clandestinos, pero las “picaduras de víbora” los llevaron a romper lanzas y ahora la famosa “Changa” no lo deja en paz. Así corren los chismecillos de vecindario en el pueblo, vaya usted a saber cuánto es o no cierto, esta columna se limita a informar a sus lectores de lo que se dice.