Verdades y Rumores
El fraude cometido en el aeropuerto Francisco Sarabia puso de manifiesto el poco cuidado que tiene el Comité Nacional de Adquisiciones en cuanto a ese tipo de licitaciones, pues la constructora “Cafaro”, que fue la que ganó el concurso, dejó literalmente colgados de la brocha a quienes operan ese aeropuerto, así como a proveedores locales, cincuenta y seis trabajadores que laboran en la remodelación y, de rebote, hasta a una señora que les fiaba la comida salió desfalcada, pues si los obreros no cobraron, ¿cómo podían pagar lo que se comieron al fiado? Pero en todo este affaire el citado comité tiene que asumir su responsabilidad, además de ejercitar las acciones correspondientes en contra de la citada constructora, pues está claro haberle dado la concesión a los ahora defraudadores basándose tal vez en los precios bajos que éstos les ofrecieron, pero sin cerciorarse de la solvencia moral y profesional de la empresa; ello revela una falta de cuidado que puede ser motivo de responsabilidad. En uno y otro caso, habrá que darle seguimiento a este problema, porque luego resulta que todo se diluye y a nadie se sanciona. Estaremos pendientes y ya comentaremos.
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En relación con otro asunto, pero que también se presenta en el Aeropuerto local, hay muchas quejas por la forma en que operan los concesionarios del estacionamiento, pues además de que el precio por hora es elevado (quince pesotes), cuando alguien les pide a los empleados de la caseta un comprobante fiscal responden diciendo que el interesado debe acudir a una oficina del aeropuerto para poder conseguirlo. Sin embargo, en esa oficina trabajan horarios normales, por lo que las personas que hacen uso del estacionamiento fuera de esas horas (y que son muchas) tienen que hacer otro viaje al aeropuerto si quieren recabar el comprobante o en el mejor de los casos, si la oficina está abierta, ir hasta ésta destinando un tiempo del que a veces no disponen, cuando es obligación entregarlo en la misma caseta, lo pidan o no. Esto supone que los concesionarios pudieran estar evadiendo sus responsabilidades fiscales, lo que de ser cierto constituye un ilícito y la Secretaría de Hacienda debería investigarlo.
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El que no se midió en sus declaraciones es el nuevo coordinador de los diputados federales por Coahuila, Eduardo Olmos Castro, quien recientemente negó que haya fractura o resquebrajamiento de la unidad de los seis diputados priistas y que la fracción se fortalecerá bajo su liderazgo. La novatez de Olmos lo lleva al extremo de actuar ante los medios de comunicación como si estuviera en aquellos años en que aparentemente en el PRI no pasaba nada y todos se sometían a la voluntad de sus dirigentes, de manera que los conflictos internos nunca salían a la luz pública, aunque las patadas por debajo de la mesa estuvieran a la orden del día. Pero ahora, la rebelión y las confrontaciones no se ocultan, por lo que es absurdo que el coordinador “Lalito” Olmos, trate de tapar el Sol con un dedo diciendo que no hay fractura. Pero demás, difícilmente podrá mantener firme el timón de los diputados coahuilenses, cuando fue el único diputado de mayoría que le hizo segunda a Chuayffet; porque entre sus opositores se encuentran viejos lobos de mar como Óscar Pimentel, Jesús Zúñiga y Fernando de las Fuentes, quienes seguramente no se van a dejar manejar por un político que todavía “toma tetera” y está dando sus primeros pasos en los escabrosos terrenos de la grilla nacional.
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Habrá qué ver si el alcalde don Memo Anaya tiene las agallas suficientes para sacar el “buey de la barranca” (o de la basura como es el caso). Resulta que desde hace tiempo el llamado canal “3 + 500” (curiosito nombre) que pasa cercano al fraccionamiento San Luciano se encuentra anegado por aguas pestilentes y lleno de escombros y desperdicios. El sub gerente de la Comisión Nacional del Agua, Iván Navarro, se quita la pelotita diciendo que como Torreón no cuenta con drenaje pluvial las descargas de agua de algunas colonias cercanas van a dar al citado canal, en cuanto a la basura y escombros no dice nada, pero la realidad es que es un problema latente que constituye un foco de infección que tiene que ser resuelto entre la Comisión del Agua y el Ayuntamiento de Torreón, por lo que se hace necesario que el alcalde Guillermo Anaya y el jefe de Operaciones de la CNA Iván Navarro se pongan a platicar y resuelvan este problema que está afectando la salud de los torreonenses.