PARÍS, FRANCIA.- El holandés Martin Verkerk se ha convertido en la atracción del abierto francés de tenis con su saque vertiginoso, sus contorsiones faciales y sus seis triunfos consecutivos que hasta a él mismo lo sorprendieron.
Pese a que deberá disputar el título hoy con el español Juan Carlos Ferrero, finalista el año pasado y mucho más conocido en el mundo del tenis, es Verkerk, vencedor del argentino Guillermo Coria, el que llama más la atención general... o la curiosidad. Si gana hoy será uno de los campeones más inesperados en la historia de Roland Garros.
Verkerk es el primero que llega a la final aquí en su debut en el torneo desde que lo hizo Mikael Pernfors en 1986. Antes de empezar a jugar aquí nunca había ganado un solo partido de Grand Slam, y ahora podría coronarse como el quinto campeón no preclasificado -tanto entre los varones como las mujeres- en Roland Garros.
El holandés además superó tres “match points” en la segunda rueda contra Luis Horna. Desde 1976, cuando lo hizo Adriano Panetta, nadie había sobrevivido esa situación tan temprano en el torneo para ganar el título.
Cuando llegó a París, todas las ganancias de su carrera en siete años como profesional totalizaban 431,820 dólares. “Un poquito más ahora”, observó. Si gana el domingo se alzará con 983,000 dólares. Pero aunque pierda, cobrará más que todo lo que había ganado hasta ahora: 491,000 dólares. “Pero para mí el dinero no es lo más importante”, aseguró.
Lo que le interesa es que a los 24 años empieza a recompensar a su entrenador, familiares y amigos por la fe que depositaron en su juego. Pensó en todo ello después que le ganó a Coria 7-6 (4), 6-4, 7-6 (0) en las semifinales el viernes.
“Prefiero no hablar sobre el tema porque voy a volver a llorar”, confesó. “Con este resultado pasaré a ser de un desconocido a alguien que probablemente logre algo en el tenis”.
Su saque de hasta 200 kilómetros por hora asegura que será también un rival de cuidado en Wimbledon, aunque nunca ha jugado en canchas de césped. Pero primero tendrá que vérselas con Ferrero en la superficie de polvo de ladrillo de París.
Ferrero llegó a semifinales en el 2000 y el 2001, y perdió en la final el año pasado ante su compatriota Albert Costa.
“Una victoria significa mucha diferencia, ¿no es así?”, comentó. “Si gano el domingo, ¿acaso la gente va a pensar que soy mejor jugador que si pierdo en la final? No lo sé. Quizás sí, quizás no. Pero espero que no”.