México, DF.- Víctor Trujillo no es Brozo y eso queda claro cuando advierte: “Lo que hago no es La Mosca Tres (la película)”, con lo que descalifica cualquier posibilidad de que el personaje gobierne a la persona.
Desde pequeño, “tiraba a ser líder o ser totalmente inhibido”. No le gustan las fiestas, “aunque tengo mi contrapeso de poder enloquecer unas horas y gritar y extrovertirme totalmente”. Habla, sin poner límites de su polémico peregrinar por la televisión mexicana, sus aspiraciones como comunicador, y su deseo de que se rompa el dúo-polio Televisa-TV Azteca para que otras empresas puedan participar en esta industria.
Instalado en el personaje del payaso tenebroso prácticamente desde su salida de le empresa del Ajusco, Trujillo confiesa que le gustaría volver al sketch, pues el género le gusta, aunque “desde que metimos a Brozo en la información, ya no hubo espacio para nadie más”.
Pero, definitivamente, hay algo que une a Víctor Trujillo y al Payaso Tenebroso: ninguno de los dos tiene “pelos en la lengua” para decir las cosas. Víctor recuerda la “bronca” reciente con José Ramón Fernández “yo no la empecé; él, estando en Corea, me atacó y yo lo único que hice fue poner un hasta aquí, porque él dijo que nunca habíamos sido amigos y le tomé la palabra”.
Igual expone su deseo de compartir algún proyecto con el Güiri Güiri Andrés Bustamante, y cierra la charla con la confesión de una aspiración: “Me gustaría que al final del día fuera yo considerado un buen esposo, papá y un trabajador intachable”.
¿Por qué no regresas con los cuentos clásicos de Brozo a El Mañanero? “Sería un capricho, no queda meter sketchs, más bien creo que hay que seguir mejor y mejor en esta línea porque ya empieza a haber opciones noticiosas que están persiguiendo esta atmósfera y me late mucho que esté pasando”.
“Ya los informativos, muchos, están tendiendo a abrir esa posibilidad, aunque no del humor concretamente, pero sí de la atmósfera relajada, de un ambiente mucho más coloquial”.
De su llegada a Televisa, afirma que siempre supo que “me iba a dejar una buena cola de críticas. Como persona tienes que tomar decisiones y según tú, tomas las mejores. Hice lo correcto. Mi programa, para nada huele a censura”.
Se define como una persona que siempre tuvo ganas de decir cosas y que tenía facilidad para “disfrazarme de gente” para imaginar muchos mundos. Reconoce a la Beba Galván como su personaje favorito porque ella platicaba con Ricardo Garibay, con Monsiváis, con Lucha Villa y con todas esas luminarias con las que se dio cuenta de que con los personajes se pueden hacer entrevistas muy padres.
“Fueron los Protagonistas quienes iniciaron con el estilo de llevar comediantes a un Mundial, y fue en 1994 cuando los italianos copiaron esa fórmula. En 1998 fue turno para Japón, y Alemania ya hacía su programa de variedades con el Mundial, pero todos ellos lo pensaron a partir de Protagonistas, antes no lo hacía nadie”.
¿De dónde salen tus personajes? “Nacen del juego infantil. Hay mucha gente con la que trabajo desde La Caravana. Yo bosquejo algunas cosas que quisiera hacer y entonces las propongo en una mesa para echarles montón, y así fue como los personajes fueron saliendo, como los niños, ‘ahora yo quiero ser el apache, ahora yo quiero ser el vaquero, ahora yo quiero ser aquello’, y así empieza”.