Reuters
BAGDAD, IRAQ.- El secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, realizó ayer una visita inesperada a Iraq para marcar el derrocamiento de Saddam Hussein, mientras nuevos brotes de violencia subrayaron la furia de los iraquíes por la presencia de tropas estadounidenses en su país.
Residentes de Falluja, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, donde 13 participantes de una manifestación murieron el lunes por disparos de soldados estadounidenses, dijeron que ayer, en otra protesta pacífica, los soldados estadounidenses les dispararon y mataron a dos personas más.
El mayor del ejército estadounidense, Michael Marti, dijo que los soldados de un convoy respondieron con fuego tras ser atacados por una multitud a las afueras de un puesto militar.
Agregó que los soldados vieron a dos iraquíes “heridos”.
El baño de sangre en Falluja fue un amargo telón de fondo a la visita de Rumsfeld, quien llegó a Bagdad tras haber comenzado su visita al país en la sureña ciudad de Basora.
En esa ciudad, la segunda más grande de Iraq, Rumsfeld felicitó a las tropas británicas que ayudaron a Estados Unidos a derrocar a Husssein hace tres semanas.
“Ahora están libres de la bota de un régimen brutal y eso no sólo es bueno para ellos. Es bueno también para la región y para el mundo”, aseguró Rumsfeld, el funcionario estadounidense de más alto rango en visitar Iraq desde que comenzó la guerra el 20 de marzo.
En un mensaje grabado en radio y televisión para difundirse al pueblo de Iraq, Rumsfeld dijo que el ejército estadounidense saldrá del país lo más pronto posible.
“Quiero ser claro: Iraq les pertenece a ustedes. Nosotros no queremos administrarlo. Nuestra meta es restaurar la estabilidad y la seguridad, para que ustedes puedan conformar un gobierno interino y, eventualmente, un gobierno iraquí libre. Un gobierno seleccionado por ustedes. Un gobierno diseñado por los iraquíes, para los iraquíes”, dijo.
Antes de esta visita, Rumsfeld estuvo en Iraq hace 20 años, como enviado del entonces presidente Ronald Reagan, y sostuvo conversaciones con Hussein, mientras Washington buscaba contener a un furioso Irán, que Iraq había invadido en 1980.
Militares de alto rango de Estados Unidos estuvieron en el aeropuerto de Bagdad para recibir a Rumsfeld, quien de inmediato se reunió con Jay Garner, el general estadounidense retirado que está a cargo de los esfuerzos de Estados Unidos para reconstruir Iraq e instaurar un gobierno democrático en reemplazo del régimen de mano dura de Hussein.
Por otra parte, la alegría que causó la caída de Hussein está siendo reemplazada rápidamente por una creciente furia del pueblo iraquí, que ha comenzado a demandar la salida inmediata de las tropas estadounidenses del país, para comenzar a gobernarse ellos mismos.
Ayer, residentes de Falluja dijeron que los soldados estadounidenses volvieron a abrir fuego a una multitud que protestaba causando dos muertos.
El mayor Marti, de la 82 división aerotransportada, dijo que soldados que viajaban en un vehículo blindado abrieron fuego contra una multitud, desde donde recibieron algunos disparos.
“Dispararon directamente al convoy. Fue en ese momento cuando respondieron el fuego”, dijo Marti, quien agregó que los soldados contaron al menos a dos heridos.
Como parte de un mayor despliegue en el Golfo Pérsico, Rumsfeld anunció el martes que la victoria en Iraq permitiría a Washington retirar todas sus tropas de Arabia Saudita.
Rumsfeld tiene previsto ver de primera mano cómo se está realizando la reconstrucción del Iraq de posguerra, aunque algunas ciudades aún no están bajo el control total de Estados Unidos.