Gómez Palacio

Viven nueva etapa en la tercera edad

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Don Cruz López un día ya no pudo trabajar a causa de varias fracturas que sufrió en el pie derecho, ya no lo ocuparon y el Seguro Social lo pensionó. No le alcanza para sustentar a su esposa y los estudios de su hija, pero hace un mes trabaja de “cerillo” y su vida cambió.

En las últimas semanas, personas adultas están ejerciendo como “cerillos” en centros comerciales. La idea surgió entre trabajadores de la Casa-Club de la Tercera Edad y los dirigentes de una cadena de supermercados, según palabras de Gerardo Gómez, jefe de cajas en un centro comercial ubicado en bulevar Miguel Alemán y avenida J. Agustín Castro.

Los requisitos para ejercer esta función son una carta de recomendación y certificado médico, ambos expedidos por la Casa Club a cambio de una cuota simbólica de recuperación, de donde los encausan hacia su nuevo centro laboral. A la fecha este supermercado cuenta con 50 personas de la tercera edad, repartidos en tres turnos de cuatro horas cada uno, declara Gerardo, se buscan personas que vivan por el rumbo.

No hay empleos

Paradójicamente los trabajos para adultos mayores de 60 años son más pesados, sí se encuentran, pero de vigilante, velador o de limpieza, actividades muy duras y con horarios corridos, a veces más de nueve horas diarias “todo se va en los camiones y el lonche”, dice Juan José Pámanes, de 63 años de edad, jubilado por la Presidencia Municipal, lleva mes y medio de cerillo y es uno de los que iniciaron. Don Juan declara que “no es fácil encontrar trabajo a mi edad, aunque se sienta uno bien y fuerte. Después de pensionado uno se siente mental y físicamente acabado y no es así”.

Él trabajó para la Secretaría de Hacienda durante los últimos 23 años y recibe una pensión de 1,000 pesos al mes, agrega que fueron más de 40 años trabajando ininterrumpidamente, “es como una máquina que no puede dejar de trabajar así nada más”.

Cruz López, de 62 años, pensionado del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) con 500 pesos mensuales y quien anteriormente ejercía la albañilería, dice “no me alcanza ni para la luz” y agrega que se ocupa de “cerillo” por necesidad económica, pues reciben de 40 a 60 pesos diarios.

Raymundo Zamora García, quien recibe una pensión de 1,400 pesos mensuales, declara que: “Yo fui al club para que me mandaran para acá, porque no me alcanzaba y en la casa nada más estorba uno, a mí me corría mi esposa”, dice en son de broma.

Sirve de terapia

Esta actividad se maneja en pareja, dos personas por caja turnándose los clientes, se ayudan mutuamente y las cajeras cooperan separando la mercancía.

Para Don José trabajar como “cerillo” “es una terapia, además de la ayuda económica, se siente uno útil, se eleva la autoestima”, declara que es mucho mejor estar ocupado “y son sólo cuatro horas”. No puede uno ir a sentarse en la plaza a ver pasar la vida”.

Agrega que se vive un buen ambiente, ya que las cajeras son muy amables “y la gente también, se establece una comunicación muda con las personas, respetan nuestro trabajo y nosotros atendemos las recomendaciones tanto de la gente como de las cajeras”

Al respecto Don Raymundo dice: “Tanto el personal como los niños son muy condescendientes con nosotros, y aquí las cajeras nos hacen plática y son jóvenes y guapas, no como en la casa”, bromea finalizando y dirigiéndose a la caja que le corresponde atender. “Nos tratan bien y con la esperanza de llevarse uno su dinerito. Nada más nos piden una camisa blanca y pantalón azul de uniforme, aquí me siento útil”, finaliza Don Cruz.

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