Mis agentes secretos de la XGB me informan que Vladimir, Arturo y Panchito, personajes tradicionales del PAN municipal, han abandonado las filas blanquiazules para ingresar a las huestes que Roberto Madrazo Pintado tiene acuarteladas en el municipio.
Me resisto a creer tan disparatada información. Es inconcebible que Vladimir, ex regidor, Arturo, el ex presidente del partido y Panchito, ex candidato a la presidencia municipal y ex regidor, todos ellos aguerridos panistas, estén vistiendo la camiseta tricolor.
Analizo los miles de motivos que pudieron haber orillado a realizar ese brusco viraje en sus convicciones.
Y todos mis razonamientos, análisis y escudriñeos me llevan a la misma conclusión:
-“Fue por la maldita nómina”.
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Independientemente del reparto de despensas, de comidas proselitistas y del billete que en secreto se entregaba al votante en los días previos al seis de julio, la elección de diputados resultó benéfica para nuestro polvoriento municipio:
-“Porque trajo lluvias”.
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Olmos, Olmos, Olmos, Olmos. Voy a llenar diez hojas de una libreta escolar con este apellido para memorizarlo. Olmos, Olmos, Olmos, Olmos. Estoy así vacunándome contra el olvido. Estoy así librándome del bochorno de no acordarme, dentro de tres años, del apellido de nuestro diputado federal en el Honorable Congreso de la Unión.
Olmos, Olmos, Olmos, Olmos...
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Mi compadre Agapito siempre piensa en grande, él no anda con pequeñeces, él es un integrante de esa pavorosa cifra de 40 millones de mexicanos que viven en la pobreza y ahora resulta que también es uno de esos 40 millones de abstencionistas, uno de los que no votaron pues.
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Cedo el micrófono a mi compadre Agapito para que explique por qué se unió al partido abstencionista:
-“Los del PAN nos prometieron el cambio, pero nomás era pa’ ellos, ora se secan con toallas de cinco mil y se cobijan con sábanas de 10 mil pesos. El PRI me recuerda las transas de Pemex, al pelón Salinas, la venta del ejido y al fugitivo ex gobernador Montemayor. El PT no existiera si Raúl, el hermano del pelón Salinas, no lo hubiera inventado. El PVEM es propiedad de la familia González. El PRD tenía como candidato a don Abundio, uno que más bien parece trapecista”.
Y me pregunta irritado como si yo fuera el culpable de su negra visión de los partidos contendientes:
-“Por quién carajos quería que votara?”.