B U R B U J I T A S
Por Moisés Rodríguez Escobedo
Se acabó el experimento del gabinetazo foxista. Dos de los elegidos por los buscadores de talento no dieron resultado. Son unas lumbreras pero no son demagogos ni transas, les faltó oficio político pues y el patrón los borró de la Gran Nómina.
Víctor Lichthinger, secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, deja su oficina y su sueldazo al ex gobernador panista de Jalisco, Alberto Cárdenas.
Ernesto Martens, secretario de Energía, es invitado a ahuecar el ala para que el prominente panista Felipe Calderón Hinojosa, le exprima el tuétano a este hueso tamaño dinosaurio.
Como en los buenos tiempos del priismo, ajúa...
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Mi compadre Agapito, siempre husmeando lo que estoy tecleando en mi computadora Remington Rand, lee la clásica expresión de júbilo de don Eulalio González “Piporro”, se pone de pie y se quita el sombrero, al tiempo que me dice con voz apesadumbrada:
-“Guardemos un minuto de silencio porque el norte está de luto, ya murió su pregonero”.
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Al enterarse del fallecimiento de don Eulalio, al profesor X lo invade el sentimiento y expresa:
-“Diosito estaba triste y lo mandó llamar para que lo alegrara con sus canciones”.
No sé usted amable lector, pero yo no puedo negar la cruz de mi parroquia y proclamo a los cuatro vientos que soy ranchero bajado del cerro a tamborazos, por lo tanto:
-“Polka y redoba pal bailazo sin miedo a la pistola y que siga el taconazo”.
Y quisiera ver quién es el sicólogo que se atreve a desmentir a don Eulalio cuando señala las desigualdades sociales que –ahora y siempre- ha padecido nuestra raza de bronce:
“-Lo que en el rico es alegría, en el pobre es borrachera”.
Y cómo decirle que está equivocado, cuál agente del Ministerio Público, cuál burócrata del IMSS, cuál gendarme, puede negar lo que don Eulalio afirmaba en el idioma de Mónica Lewinsky:
-“With money dance the dog”.
Sus canciones son como un librito de instrucciones, por ejemplo, a los jovenazos que andan enamorando mozuelas, los alecciona con sus experiencias personales:
-“Cuando paso por tu casa voy muy serio y no me río, para que no diga tu mamá: se va riendo por el frío”.
¿Y no le parece a usted graciosa esta forma como describe a un fanático del ocio?
-“Le decían el minero. Tenía plata en las sienes, oro en la boca y plomo en los pies. ¡Nunca trabajó!”.
En su canción “Los ojos de Pancha” se le escucha hablar por teléfono:
-“Bueno. ¿Pancha chica o Pancha grande? Aunque las dos están igual de panchonas”.
Este diálogo de “El taconazo” es una lección para todas aquellas féminas que están a punto de perder el último tren:
-“¿Bailamos, tía?”.
-“Nomás no me vayas apretar mucho, arrastrao”.
-“Por eso no se ha casao, por eso no se ha casao”.
Don Eulalio González “Piporro” ya no estará más en estas tierras del norte, como dijo mi compadre Agapito: “nos hemos quedado sin pregonero”. El acordeón y el bajo-sexto sollozan sin importarles que la humedad de sus lágrimas pueda inutilizarlos, porque inútiles ya están al faltarles el “ajúa” del señor que sacaba polvareda con el taconazo.