SANTIAGO DE CHILE.- Desde hace mucho tiempo que jóvenes idealistas europeos y estadounidenses han llegado a América Latina para construir casas, vacunar niños o cavar pozos de agua como forma de ayudar a los pobres de la región.
Pero no es usual ver a jóvenes latinoamericanos de clase media alta con similar espíritu de solidaridad.
Sin embargo, un grupo de universitarios ha construido en Chile 18,000 viviendas básicas en seis años para los más pobres entre los pobres y han inspirado a muchachos de otros países de la región a tomar palas y martillos y poner manos a la obra para hacer algo contra la pobreza.
"En El Salvador y otros países no hay un fuerte espíritu de voluntario. Chile nos está ayudando a despertar con una idea innovadora", dijo Juan Pablo Fontan, de 22 años de edad y coordinador de la nueva filial en El Salvador del grupo de jóvenes voluntarios "Un Techo para Chile". Fontan estudia administración de empresas y está de vacaciones, pero en vez de gozar de la playa está armado de un martillo en el puerto de Valparaíso para levantar una pequeña vivienda básica de madera que reemplazará la choza de cartón en que vive una humilde familia chilena.
El es uno de los 250 jóvenes de diez países de América Latina que pagaron de sus bolsillos su viaje a Chile a fin de participar de la Primera Convención del Programa "Un Techo", una idea similar a "Habitat for Humanity" de Estados Unidos.
Los voluntarios organizaron debates para focalizar su actividad entre los más necesitados. Así, llegaron al cerro Ramadita de Valparaíso para construir 30 casas.
El programa de viviendas no busca proveer de casas definitivas a los más necesitados. Usando paneles prefabricados de madera comprados con recursos recaudados mediante campañas de donaciones, los voluntarios construyen viviendas temporales que brindan dignidad y esperanza a las familias.