Si nos atenemos a las encuestas nacionales y regionales más recientes el Gobierno de Vicente Fox recibirá el próximo domingo un voto de castigo que será muy doloroso e incómodo para los panistas, pero útil y constructivo para la vida democrática de México.
La mayor parte de las encuestas nacionales otorgan un empate técnico entre el PAN y el PRI para la Cámara de Diputados, lo que llanamente significará una derrota para los blanquiazules que con todo y su presidente Fox no podrán alcanzar la ansiada mayoría que les serviría de trampolín para la aprobación de las reformas estructurales pendientes.
En el 2000 el PAN ganó 136 diputaciones de mayoría relativa contra 132 del PRI, pero debido al tramposo sistema de representación proporcional el tricolor quedó con 210 curules contra 207 de los blanquiazules.
A su vez el PRD se quedó con 52 diputaciones mientras que el Partido Verde Ecologista Mexicano obtuvo 16 y el PT ocho en total. Otros cuatro partidos se quedaron con las siete curules restantes de un total de quinientas.
Para colmo los panistas y priistas sufrirán en estos comicios federales intermedios la recuperación del PRD que en un descuido podría alcanzar cerca de cien curules, situación que lo convertirá en el fiel de la balanza a la hora de las grandes decisiones en el Congreso.
A nivel de estados, en donde se elegirán a seis gobernadores y a sus respectivos congresos locales, la lección para los panistas será más contundente ya que los priistas amenazan con recuperar Nuevo León y Querétaro, mantenerse en Colima y Campeche, perder San Luis Potosí y muy posiblemente Sonora, en donde ambos partidos sostienen una lucha a muerte.
Los pronósticos a nivel regional señalan que el PRI ganaría cuatro estados y perdería dos lo que a estas alturas del régimen panista sería un fuerte campanazo a favor de los tricolores.
Otro golpe a las ansias de expansión panista serán las elecciones de diputados en la Asamblea del Distrito Federal. Las encuestan favorecen por más del 40 por ciento a los representantes del PRD mientras que Acción Nacional se ubica por debajo del 30 por ciento de las preferencias.
De confirmarse esta tendencia en las votaciones, el electorado estaría enviando un mensaje de insatisfacción y reclamo al régimen foxista por no haber cumplido las expectativas planteadas en los últimos tres años.
¿Cuáles serían las principales fallas u omisiones del régimen en turno?
En primer lugar no se consiguió un crecimiento alto de la economía. Si bien es cierto que tampoco “tronó” el país como en otros cambios de sexenios, Fox y su equipo han sido incapaces de impulsar la economía mexicana como fue prometido durante la campaña.
En segundo lugar por la situación política. Con tantos escándalos en las altas esferas del poder como el caso Amigos de Fox, los desplantes de Marta Sahagún, el fracaso de la Contraloría y el Toallagate, entre muchos otros, el pueblo no sabe si el cambio de partido en Los Pinos fue real o fue sólo de membrete.
En tercer término tenemos las indecisiones de Vicente Fox. De un año a la fecha el guanajuatense ya no es el mismo que en el 2000. Ha caído en el confort del poder y en las complacencias de la “socialité” capitalina que envuelve a cuanto político se les pone enfrente con tal de frenar los cambios radicales que urgen a nuestro México.
Sólo basta una muestra: ¿Cuáles peces gordos del sistema anterior han caído a lo largo del sexenio de Fox? ¿Quiere decir que no existía la corrupción que el propio guanajuatense pregonó a lo largo de su campaña? ¿Y la fortuna de Carlos Salinas, el negociazo de las privatizaciones, el super-fraude llamado Fobaproa y tantas otras estafas al pueblo mexicano? ¿será borrado todo esto para siempre?
Lo positivo para la democracia en las próximas elecciones, en caso de confirmarse las tendencias mencionadas, será que el Gobierno de Vicente Fox tendrá que reorganizarse a fondo y dedicarse en los próximos tres años a cumplir lo prometido.
En España la transición democrática tardó diez años en consolidarse y batallaron en serio para lograrlo con todo y los ataques terroristas e intentos de golpes de Estado.
En México una regresión al estilo del viejo PRI sería mortal, pero vemos que tampoco es posible cambiar de golpe al país como desean muchos mexicanos. La solución entonces es un Gobierno fuerte que sepa convencer al resto de los partidos y a la sociedad de los cambios que urgen a este México atribulado.
Los mexicanos tendrán la palabra el próximo domingo.
* Licenciado en Comunicación por la Universidad Iberoamericana con Maestría en Administración de Empresas en la Universidad Estatal de San Diego. Comentarios a josahealy@hotmail.com