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Y el zapapicazo no llega.../Hora Cero

Roberto Orozco Melo

A los escépticos que niegan que en México existe la transparencia informativa los podemos remitir a la lectura del libro “La Jefa: vida pública y privada de Martha Sahagún de Fox” ­­Grijalbo, 2003­­ una obra de investigación periodística que ya circula en el Distrito Federal, pero es conocida en todo el país gracias a los avances publicados por los diarios regionales.

De la familia Fox nadie puede decir que vive dentro de su intimidad; por lo menos no trasluce ninguna pudor, ni afán de privacía, el libelo infamatorio escrito por la periodista argentina Olga Wornat, que logró penetrar en los rincones e intríngulis de la residencia presidencial; conocer los usos, costumbres y servidumbres de sus habitantes y aún entrevistar a los protagonistas de lo que hoy parece una tragicomedia, pero mañana podría ser un estrujante drama.

Uno de los capítulos del libro “La Jefa, etc...” es dedicado a los hijos de doña Martha y de Manuel Bribiesca Godoy, radicado en Celaya, Guanajuato, la entidad federativa dónde la vida no vale nada, como en la canción de José Alfredo Jiménez....¡Vaya! por lo menos el padre de los muchachos Bribiesca Sahagún no teme a las represalias del poderoso nuevo esposo de su ex-cónyuge y externa su profunda preocupación por el destino que espera a sus muchachos qué, jóvenes al fin, disfrutan los frutos del frondoso árbol “pinus presupuestus delicius”

La preocupación de Bribiesca es compartida por el resto de los ciudadanos mexicanos, muchos de los cuales ­­al menos la mayoría de los inscritos en el pirateado padrón electoral­­ habían puesto sus esperanzas de progreso en el señor Vicente Fox sin pensar, pobrecitos de ellos, que no iba a ser él quien gobernaría a la atribulada República, sino su señora esposa, doña Marta, quien ahora manipula con uno que otro obsecuente ex-empleado cocacolero los hilos de la política nacional buscando convertirse en obligada sucesora de su segundo marido.

Cosas terribles suceden que la gente no quisiera conocer ­­y sin embargo ya se han agotado los 70 mil ejemplares de la primera impresión del libro­­ en ésta familia de muchachos expósitos cuyos padres adoptivos decidieron, un mal día, agandallar la Presidencia de la República en un acto de terrible, inconcebible inconciencia; como si para lograrlo todo fuera como echar a rodar al mercado un producto utilitario o alimenticio destinado al consumo de los mexicanos. No pensaron siquiera en la grave responsabilidad que significa el control del más alto nivel de la política: pero tampoco tenían en la mira de sus ambiciones la presidencia municipal de Pénjamo, Guanajuato, lo que ya hubiera sido un asunto difícil y complejo para su mínima preparación y experiencia. No, ambos pusieron en la diana de sus sueños la poderosa Jefatura del Poder Ejecutivo de una Nación de cien millones de habitantes, endeudado, descapitalizado, que registra un alto índice de desempleo, mantiene a cuarenta millones en un lacerante estado de pobreza y a más de veinte en suma miseria. Tampoco reflexionaron don Vicente y doña Marta en nuestros graves problemas estructurales, en nuestra idiosincracia nacionalista, en la existencia de grupos de poder en la sombra y en tantos y tantos óbices, dificultades, pantanos, embarazos, estorbos e impedimentos que lastran el vuelo de nuestra patria y le impiden avanzar en la conquista de su felicidad. No, ellos ­­los Fox­­ querían ser y fueron; ellos querían ser y son; pero qué duro precio pagan hoy y pagarán mañana por ser lo que anhelaron.

 En 1999 era evidente que el partido Acción Nacional buscaba un cambio democrático en nuestro país, esgrimiendo un legítimo derecho ganado en sus 50 años de vida institucional, de luchar contra corriente y de superar continuas frustraciones electorales; pero estamos seguros que no deseaban un cambio abrupto, abaraustado, inconsciente, como el que ganó Fox en la campaña del año 2000 a través los medios electrónicos de comunicación, usando los amplios recursos de la mercadotecnia y la abundancia de dinero para costearla..Él mismo fue, como precandidato panista, una sorpresa para los panistas tradicionales: quienes jamás habían pensado en su candidatura, sabedores de que el país necesitaba un liderazgo experto, maduro y sensible; pero Fox, su entonces novia Marta, sus amigos financiadores y uno que otro priista vendido al imperialismo yanqui, lo lanzaron al abordaje del poder y ahora, qué lástima, no sabe, ni éste ni aquellos, cómo conducir el gobernalle..

La vida privada del primer matrimonio de México aparece en los libelos, en la narrativa escandalosa, en el chismorreo de la sociedad. ¿Cómo, dónde, cuándo podrán obtener la necesaria inspiración, fortaleza y sensatez para reconstruir el camino que conduzca al buen gobierno, en el cual a casi tres años de intentarlo no han podido dar el primer zapapicazo?...

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