Hace muchos años que en México nos preguntamos cómo es posible que se permita llegar al poder a tanto loco. Han llegado sin pasar por el menor filtro, peligrosos psicópatas que contribuyeron a llevar a este país al caos, por fallas de su psique, y entre ellas, su tendencia asesina. La “dictablanda” del PRI no tuvo nada de blanda y no porque se ocultaran los muertos lo estaban menos.
FOX ES OTRO TIPO DE GOBERNANTE, pero también es peligroso. Recomienda el analfabetismo como fuente de felicidad. Le salió a la par lo baturro, lo derechista, lo susceptible y lo censor cuando le dijo a una mujer analfabeta que así sería más feliz pues no tendría que leer periódicos. ¡Viva la Ignorancia!, gritaban los ignorantes fascistas durante la guerra civil española porque sus oponentes republicanos eran personas instruidas, entre ellos nada menos que Unamuno, al que le dedicaron la tristemente célebre frasecita. Él los imita. Cada vez que abre la boca, Fox mete la pata por falta de reflexión o por simple desconocimiento del tema que trata, pero esta última tontería dicha en público, en calidad de Presidente, es cosa de un loco peligroso. A su corte le debió parecer una broma ingeniosa. Pero para la mujer a la que se la dijo y para millones más es un apoyo presidencial para seguir siendo analfabetas ellos mismos y para no enviar a sus hijos a la escuela. Sería útil conocer al respecto la opinión de su secretario de Educación, Reyes Tamez. ¿Relajará la política alfabetizadora indispensable en México?
Fox no mata gente directamente, no es pues un asesino como le gritaron en Alemania estudiantes prozapatistas, pensando quizás en los bebés que mueren en un hospital de Comitán o en las mujeres que siguen apareciendo en Ciudad Juárez, víctimas de violación, mutilación y muerte, horror impune que pone a México en vergüenza mientras no se detenga y resuelva, horror que empezó cuando fue impotente gobernador de Chihuahua el actual Zar anticorrupción, Pancho Barrio, amigo del Presidente.
No, Fox no ha causado por el momento una Guerra Sucia ni un Tlaltelolco. No es Echeverría ni López Portillo que “dejó hacer”. Aunque como De la Madrid es un vendido a los gringos, no es (esperemos) un asesino de periodistas de carne y hueso como lo fue El Hombre Gris.... simplón, el actual mandatario sueñe con asesinar a la letra impresa.
No es un Salinas que fusila en la tierna infancia a una sirvienta indígena de 12 años y por no recibir ni regaño ni tratamiento psicológico por tan nimio incidente, su sexenio matará a 600 perredistas, al cuñado, al amigo, designado sucesor, a decenas de testigos de sus desvíos. Y, tampoco haría Fox lo que Zedillo, culpable él de la “autoejecución” del creador técnico del Renave de atroz memoria, el Dr. Raúl Ramos Tercero, que se “suicidó” en etapas, cortándose la yugular cuando ya se había cortado las muñecas(la historia detallada está en mi libro “Sexenio Terminal”).
No, Fox no es un asesino, pero ni a él y ni a la señora presidenta les molesta ser cuatísimos de asesinos obvios, entre otros del máximo terrorista mundial. Ni porque el Papa, al que desobedecen pero veneran, se opone a la guerra de Iraq, se atreverán a oponerse al capricho de Bush, que no del pueblo estadounidense, en el Consejo de Seguridad de la ONU al que para qué rayos sino para tapete de los gringos, nos metió Castañeda. Fox no es asesino pero está dispuesto a ser cómplice -no fuera más que con el petróleo mexicano- de la magna y criminal conflagración a la que se opone la humanidad desoída, despreciada por el grupillo de políticos que controlan al planeta. Con la mano en la cintura el religioso Fox se uniría al genocidio soñado por Bush, Blair y Sharon en el Oriente Medio, al desastre económico de muchos países, al arrasamiento ecológico de una amplia región, con el objeto de instaurar un nuevo orden mundial que no es otra cosa que el imperio más explotador y sanguinario que se haya visto: El del dinero. ¿O acaso lo oiremos decir: “México se opone a la guerra”, así a secas?
EL HITLER GRINGO Y SU LOCURA ES TEMA UNIVERSAL. Bush está persuadido de que el mundo es exclusivamente suyo. Se ve, se dice y se lee que está loco, como también lo estuvo Hitler, entre otros a los que el poder les disparó la psicosis latente. Esquemáticamente, este es el diagnóstico de la psicoanalista queretana Lilia Rentería a la que se lo pedí:
“Bush sufre trastorno crónico narcisista de la personalidad; es incapaz de sentir empatía; siente que es más importante que cualquier otro ser humano; después del 11 de septiembre, empezó a sufrir delirio paranoide y de grandeza. Actualmente se encuentra, como Adolfo Hitler (cuyo proceso fue levemente diferente), en una crisis psicótica”.
¿Y qué dicen los “shrinks” gringos? ¿No lo pueden parar, antes de que le prenda fuego al planeta, en tanto que a Nixon lo sacaron por una nimiedad interna?
PS.- Recomiendo al lector ver en www.- manu dornbierer.com.mx (sección “columnas y comentarios” febrero 2003), el artículo de Eduardo Galeano “Tiempos del Miedo”.