POR CRISTAL BARRIENTOS TORRES
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Aun cuando los cartelones marcan el precio, las amas de casa regatean a los “marchantes”. Todas buscan el pescado más grande, los mariscos más frescos para cocinar un buen platillo de Cuaresma.
En los pasillos del Mercado Juárez la Cuaresma ya se huele. Los mercaderes presionan, casi obligan a las amas de casa a detenerse en los puestos para venderles los productos del mar, todos aseguran tener el mejor precio, el mejor pescado o el marisco más grande.
Pero las señoras no ceden tan fácilmente, regatean el precio y finalmente logran ahorrarse unas monedas. En el Mercado Juárez las básculas no garantizan un precio fijo, eso sólo sucede en los centros comerciales.
Los anuncios de menús especiales de Cuaresma se ven por todas partes, las señoras de las fondas hacen alardes de cocinar suculentos platillos, el olor es su mejor aliado para abrirle el apetito a todo el que camina por ahí.
Los gritos de los “marchantes” de pronto son enmudecidos. Los músicos han llegado a las fondas del Mercado, ahí amenizan la comida, cantan a cambio de algo de dinero, mientras las personas saborean los platillos.
Es tiempo de Cuaresma, de ayuno y abstinencia de carnes. Por eso vendedores y cocineras del Mercado Juárez, hacen todo lo posible para no correr el riesgo de que los platillos tradicionales sean olvidados o simplemente suplantados por un pedazo de bistec.
Cada año es peor
La situación cada año es peor: los siete locatarios dedicados a la venta de pescados y mariscos en el Mercado Juárez, deberán castigar la ganancia hasta en un 50 por ciento para atraer a los consumidores en Cuaresma.
Guillermo Ávila Bañuelos, secretario general de la Unión de Locatarios del Mercado Juárez, señala que existen siete negocios dedicados a la venta de pescados y mariscos crudos al menudeo. Sólo dos locatarios tienen capacidad para vender medio mayoreo.
Ante el inicio de la temporada de Cuaresma, los locatarios del Mercado Juárez se preparan. Donde se encuentran ubicados los negocios dedicados a la venta de productos del mar, así como carnicerías, se tiene especial cuidado.
En ese sector, agrega Ávila Bañuelos, trabajan afanadores para garantizar la limpieza, además en esta temporada los locatarios suelen tomar precauciones para no tener problemas con los inspectores del departamento de Regulación Sanitaria de la Jurisdicción Sanitaria número seis.
“Además se debe mantener limpio el lugar también por la competencia de los centros comerciales y si los locatarios no ofrecen al consumidor limpieza, calidad y atención, pues se quedarían a la zaga”.
El panorama para esta temporada de Cuaresma no es nada alentador. A decir de Ávila Bañuelos las ventas cada año son peores a consecuencia de la difícil situación económica.
“La gente no completa, no tiene el poder adquisitivo que tenía en otros años, aunque haya productos de mar baratos pero peligrosos, como los pescados con espina, casi no compran, además los filetes que se pueden comer más tranquilamente tienen un costo más elevado”.
Por diferentes factores, agrega, entre ellos la presencia de huracanes, en la actualidad hay escasez de producto fresco y por ende el precio se incrementa, cuando son pescados y mariscos congelados se puede manejar un costo razonable.
Los productos frescos que se venden en el Mercado son traídos de Mazatlán en vehículos con aparatos de refrigeración o con hielo. Algunos locatarios también los compran en Sonora y Ensenada.
Ante la escasez de productos del mar, dice, lo lógico sería elevar su costo, sin embargo los locatarios están decididos a reducir la ganancia con tal de poder competir y hacerle llegar al consumidor pescados y mariscos a buen precio y mejores condiciones.
Otro de los factores que han influido en la caída de las ventas, según Ávila Bañuelos, es el abandono del Centro Histórico de Torreón, además de la falta de estacionamiento. “Está muerto, muchos locatarios han cerrado, desgraciadamente el Mercado sigue siendo atractivo sólo porque tiene muchas artesanías y otras cosas que en otros lugares no se consiguen”.
Para el secretario general las épocas bonitas del Mercado Juárez han quedado atrás, pues en años anteriores era una verdadera romería. “Ahora sólo lo visitan las personas románticas que todavía piensan que hay que comprar en los mercados por el regateo, pues en un centro comercial la báscula marca el precio y no hay de otra”.
El año más crítico para los locatarios fue el 2002, sobre todo por la información manejada en los medios de comunicación respecto al Cólera, “en esta temporada se hace más álgido el detalle que en otros períodos del año y mucha gente que no tiene la debida información sobre cómo manejar los productos del mar, piensa que todos son portadores del Cólera y por ende optan por no comprar, por eso también se caen las ventas, tienen miedo”.
Los locatarios ahora más que nunca esperan una buena temporada, pues aun cuando las ganancias no se comparan con otros años consideran que vale la pena trabajar porque no pueden cerrar los negocios o cambiar de giro de la noche a la mañana.
En esta temporada en el Mercado Juárez también se venden nopales, pipián, garbanzos, entre otros productos tradicionales de Cuaresma. Además la gran mayoría de las fondas incluye en esta temporada los platillos típicos.
Programa especial
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), durante esta temporada implementa el programa especial de verificación y vigilancia de “Cuaresma y Semana Santa 2003”. Inicia el 26 de febrero y concluye el 20 de abril.
Luis Enrique Ramírez Okusumo, jefe de Verificación y Vigilancia de la Profeco, indica que la dependencia envió antes del 26 de febrero, oficios de exhortación a los fabricantes y comercializadores de productos de temporada, centrales de abasto y mercados públicos.
Además, dice, los inspectores realizarán visitas a los negocios para verificar el comportamiento comercial con el fin de evitar que los vendedores incrementen los precios o proporcionen información engañosa de pescados y mariscos a los consumidores.
La dependencia también tiene contemplado organizar cursos de capacitación con los proveedores que así lo soliciten, con el objetivo de darles a conocer el Programa Institucional, las Normas Oficiales Mexicanas y principios que en las relaciones de consumo verificará Profeco, así como los requisitos de legalidad y metodología que deben aplicarse para lo mismo.
Lo más importante, agrega, es darle seguimiento al comportamiento comercial de los productos y servicios de temporada, de tal manera que se prevengan y eviten manipulaciones de precios y tarifas.
Ramírez Okusumo asegura que durante las temporadas de Cuaresma la Profeco no ha detectado irregularidades en los precios fijados de los productos de mar, pues sí es frecuente encontrar anomalías en las básculas.
En ese caso, agrega, se aplica como medida precautoria inmovilizar la báscula porque no se encuentra dentro de la normatividad, además el establecimiento es sancionado de manera inmediata por los inspectores.