Torreón, Coah.- Fueron varios años que trató de soportar la soledad, pero al final sucumbió. Alfredo Ramírez Martínez, ya no quiso vivir más tiempo alejado de su esposa e hijos y poco a poco se fue consumiendo en la bebida, hasta que consiguió lo que quería... morir.
De 29 años de edad, vecino de bulevar Magdalenas No. 13 de la colonia Lucio Cabañas, Alfredo con apenas la primaria terminada, se refugió en el alcohol luego que hace más de cinco años su esposa lo abandonó llevándose a sus hijos. Fue un largo lustro de una vida sin vida, en la que trabajaba de albañil para conseguir unos cuantos pesos y así poder emborracharse “para olvidar”, pero lo cierto es que se acordaba más.
Su hijo más pequeño acababa de cumplir dos años cuando lo dejó de ver, ahora tiene siete, dice la abuela y madre de Alfredo, María Magdalena Martínez Hernández, de 52 años de edad. Desde entonces comía poco pero sí tomaba en demasía, aseguró la atribulada mujer.
“Tenía la costumbre de reunirse con uno de los vecinos que viven cerca, donde los dos tomaban hasta que caían inconscientes”, recuerda con lágrimas en los ojos María Magdalena.
“Hace unos días comenzó a quejarse de una dolencia en el pecho que lo sofocaba, por lo que a insistencia mía lo llevé con el doctor que le recetó unas medicinas para contrarrestar su mal”, expresa la madre de Alfredo.
Con la tez sumamente pálida –casi amarilla—dejó de beber el jueves anterior, pero tampoco probó alimento alguno, por lo que con la dolencia en el pecho y con dificultad para respirar, se despidió de su mamá para irse a dormir.
El destino se apiadó de Alfredo, que para que no sufriera más decidió terminar con su pobre existencia y cuando su angustiada madre se dio cuenta trató de evitarlo llamando a la Cruz Roja, pero ya era demasiado tarde... había muerto.
Ahora el Ministerio Público determinará las verdaderas causas del deceso del infortunado, pero él –desde donde esté— como su madre ya lo sabe, simplemente ya no le interesaba seguir viviendo.