17 septiembre 2003
Cuenca, (EFE).- El alemán Erik Zabel tomó el pulso a la Vuelta y se adjudicó en Cuenca la segunda victoria en la presente edición, lo que le permite igualar la marca del italiano Alessandro Petacchi, después de una jornada supersónica que rondó los 50 kilómetros por hora tras la que sigue líder el español Isidro Nozal.
Zabel anduvo listo a la hora de plantear la estrategia final. Sabía que a 13 kms. había un puerto de tercera que le fundió en 2001 y no quería que le pasara lo mismo. Por lo tanto reservó fuerzas dentro del grupo que perseguía a los españoles David Etxebarría y Santos González, que marchaban escapados, y una vez alcanzados éstos a 500 metros de la llegada arrancó para apuntarse la quinta etapa de su palmarés en la Vuelta.
El campeón de Alemania, de 33 años, ganó con un tiempo de 3h.14.59, por delante del belga Tom Boonen, un prometedor joven de 22 años que la temporada pasada militaba en el US Postal, y de los españoles Angel Edo y Alejandro Valverde. Así se concretaba la undécima etapa, un viaje entre Utiel y Cuenca que se corrió sin tregua.
El corredor berlinés reconoció que no sabía el número de victorias que ha logrado. "Creo que sobre 180, pero eso lo lleva mi padre, que se dedica a contar mis triunfos. Esta victoria me compensa que no haya ganado en el Tour, porque imponerse a Petacchi es casi imposible y ya le he ganado dos veces", dijo el ciclista del Telekom.
En el tramo final no faltaron las caídas. Los más perjudicados fueron los españoles Manuel Beltrán y Luis Pérez, ya que ambos perdieron 1.02 minutos. A pesar del accidente mantuvieron el tercer y undécimo puestos respectivamente de la general, donde Isidro Nozal sigue al mando con 1.48 sobre su compañero del ONCE Igor González.
La etapa no escribió hazañas para la historia, pero el ritmo fue tan infernal desde el principio que todos aquellos que pensaron en una plácida jornada de transición se marcharon decepcionados al hotel. Hubo que dar pedales, y fuerte, porque desde el banderazo de salida no faltaron los intentos de escapada, y ante el temor de los abanicos los equipos de los favoritos se cuidaron de mantener el orden.
En las dos primeras horas se cubrieron 100 kms., un dato que apuntaba el derrotero de la etapa. Muchos fueron los que intentaron la fuga, pero más los que la evitaron al no verse representados en la misma. Algún corte en el grupo disparó la alarma, sobre todo cuando Igor González se separó unos segundos. El US Postal no tardó en reaccionar ante la amenaza. El marcaje entre los equipos grandes facilitó que no se rompiera la disciplina de grupo.
La primera escapada seria se fraguó en el km. 126, cuando 12 corredores, con Oscar Sevilla, Zaballa, Santos González, Chente García, Santi Blanco, y David Etxebarría, entre otros, abrieron hueco hasta alcanzar el minuto de ventaja. Tampoco prosperó el proyecto, pero dos de sus componentes fueron protagonistas en los 13 últimos kms.
Santos González aprovechó las cuestas del Alto del Castillo para intentar la aventura y enseguida se le unió el siempre ambicioso David Etxebarría, dos grandes rodadores que se entendieron perfectamente ante la amenaza del pelotón, que seguía volando con el Telekom a la cabeza.
Todo apuntaba a que los dos españoles se jugarían la etapa al esprint, con las miradas ya puestas en la pancarta de meta, pero por arte de magia se les echó encima el pelotón como un auténtico torbellino. Allí estaban todos, menos Petacchi, y claro, Zabel no podía rechazar semejante regalo.
La duodécima etapa ofrece una nueva oportunidad para los esprinters y los aventureros entre Cuenca y Albacete, con un recorrido de 168,8 kms. Hablar de Albacete es sinónimo de viento y abanicos, un obstáculo que le puede suponer a más de uno despedirse de la carrera, como les sucedió en 1996 a Fernando Escartín y al suizo Tony Rominger.