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Zacatecas electoral/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

El viernes pasado la dirección priista en Zacatecas acordó formalmente que su partido busque constituir una alianza muy amplia que participe en los comicios del año próximo, cuando se elija al sucesor de Ricardo Monreal. Aunque en sectores panistas provoca erisipela sólo pensar en una coalición con el PRI, no se ha cerrado tal posibilidad en el partido blanquiazul. Más todavía, la batalla que el propio viernes estaban dando juntos los grupos parlamentarios de los dos partidos a la hora de integrar el consejo general del IFE mostró las anchas posibilidades de una colaboración política que en ciertas circunstancias se transforme también en participación electoral unida.

No puede todavía darse por hecha esa coalición y ni siquiera es seguro que el PRI mantenga su unidad interna. El senador José Bonilla, líder estatal de ese partido es objetado por el ex diputado Víctor Infante (que en los tres años anteriores se desempeñó muy activamente en San Lázaro) porque su actual posición de liderazgo le proporcionará ventajas a la hora en que se tomen decisiones en su partido.

Sin embargo, el que se haya formalizado en el PRI la disposición a trabajar unido con el resto de la oposición es muestra de la necesidad que experimenta ese sector político por constituir un frente firme que impida la consolidación del monrealismo, vertiente zacatecana del Partido de la Revolución Democrática. Vehemente priista desde su tierna juventud (no muy lejana, por cierto, pues cuenta apenas con 43 años de edad) el entonces diputado Ricardo Monreal se inconformó con el procedimiento para elegir candidato priista hace seis años. A comienzos de 1998 abandonó al partido que lo había hecho diputado y senador y por instancia directa de la entonces senadora Amalia García, aceptó ser postulado por el PRD, partido al que más tarde se afilió.

La actitud de la senadora García en aquel momento significaba sacrificar su propia aspiración, para aprovechar una coyuntura que desplazara al PRI del gobierno estatal. Hija de un gobernador perteneciente a ese partido, don Francisco E. García, ella creció en esa entidad y se había reaproximado a su solar nativo, donde contaba ya con asentimiento amplio para sus aspiraciones políticas. En el PRD lo había conseguido tan eficazmente que al año siguiente resultaría elegida hasta dos veces presidenta de su comité nacional, pues indebida y torpemente fue anulada la elección que le dio el primer triunfo.

Monreal llevó al PRD su propia fuerza y ambos ingredientes permitieron derrotar a José Olvera, miembro también de la LVII legislatura de la Cámara. En el proceso mismo que lo condujo a la victoria Monreal afianzó su condición de dirigente real del partido que lo acogió y al que llevó a alcanzar posiciones legislativas y municipales de que se había visto alejado. La fuerza creciente del PRD se evidenció en los comicios locales intermedios pero con mayor contundencia en los federales. En los del 2000 ese partido ganó dos de los cinco distritos, pero tres años más tarde, en julio pasado apenas, llevó a la Cámara a los 5 candidatos de mayoría, entre ellos Amalia García.

La oposición acusó entonces a Monreal de practicar una elección de Estado. Y, lamentablemente, la misma objeción están ahora erigiendo en contra suya sus propios compañeros de partido. Lejano ya el momento en que amadrinó la incorporación de Monreal al movimiento democrático, Amalia García se halla cada vez más distante del gobernador. Ella misma y el senador Raymundo Cárdenas, critican abiertamente el activismo del gobernador en favor de su secretario de Gobierno, Tomás Torres Mercado, al que señalan como el delfín de Monreal.

Nacido como el ahora gobernador en 1960, Torres Mercado fue su compañero en la carrera de Derecho, que cursaron en la Universidad local y luego hicieron juntos un posgrado en la UNAM (donde Monreal alcanzó hace no mucho el doctorado). Cuando el ahora gobernador asumió su cargo, lo designó coordinador de Asuntos Jurídicos; fue luego diputado, hasta hace pocos meses y ahora es secretario de Gobierno. Y precandidato favorito del gobernador, según sus antagonistas.

La inclinación de Monreal por Torres Mercado, se duelen Amalia y Cárdenas, se expresa al antiguo modo priista. El aparato de gobierno, dicen, es ya la maquinaria electoral en apoyo de Torres. Los programas de gobierno estarían notoriamente sesgados en favor del secretario.

Con cautela, porque Monreal es un claro factor de poder dentro del PRD, partido al que querrá dirigir dentro de pocos meses y cuya candidatura presidencial disputará también, la vicepresidenta de la Cámara de Diputados y el secretario de la de Senadores han instado a la dirección a moderar el activismo de Monreal, tan dañino que acaso conduzca a la formación de una alianza de la oposición que se sienta avasallada.

Al enfrentar el conflicto interno en Zacatecas (que desalienta a los ciudadanos que esperan de los partidos distintos del PRI una conducta realmente diferente), la dirección perredista deberá escoger el mecanismo para seleccionar el candidato. Ya que Amalia García va adelante en las encuestas de preferencias, ella demanda que por ese medio se defina la candidatura, mientras que el monrealismo favorece la elección abierta, donde sus capacidades de control del proceso son mayores. Será una triste paradoja que Amalia García quede arrinconada en su propio terreno por un huésped al que ella misma convidó “a tomar posesión de su casa” y se lo tomó en serio.

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