Las calles de Torreón, en el primer cuadro de la ciudad se asemejan una zona de guerra por la gran cantidad de hoyancos que se han abierto por parte del personal de Simas y la Dirección de Obras Públicas.
Las molestias que se generan por esta situación han sido externadas en infinidad de ocasiones por parte de los vecinos donde se llevan a cabo los trabajos y por innumerables automovilistas que han tenido la desgracia de caer en las zanjas que durante varios días permanecen abiertas.
Nadie escucha las quejas, menos aún los airados reclamos de aquellos que son desviados de su ruta habitual porque se encuentran clausuradas algunas arterias como consecuencia de los mencionados trabajos.
La justificación de las autoridades es que se repone la red de distribución de agua potable, con lo que se terminarán las fugas de líquido en el primer cuadro, se tendrán ahorros significativos y se podrá proporcionar un mejor suministro de agua potable.
Es positivo que se lleven a cabo este tipo de obras que son en beneficio de la población en general, sin embargo, es cuestionable la programación que se hace de los mencionados trabajos, ya que los trabajadores, quienes por supuesto solamente siguen instrucciones de un responsable de obra, se dieron vuelo abriendo zanjas a diestra y siniestra en las avenidas Allende y Matamoros en las calles Acuña, Blanco, Falcón y Treviño.
No les interesó a los trabajadores ni a quienes los dirigen, que se afecte los comerciantes del rumbo, varios de los cuales debieron cerrar sus establecimientos durante el tiempo que duren las obras.
Quienes se han visto afectados, han comunicado que la falta de planeación es clara desde el momento en que abren varios frentes de obra, cuando debieran atender cuadra por cuadra y cerrar los hoyancos una vez que se terminan los trabajos en cada cuadra; de esta manera las molestias serían mínimas y la aceptación de la obra entre los torreonenses mayor.
Se ha comprobado que los mismos directores de este escarbadero, no se han puesto de acuerdo ni con las autoridades de Vialidad con la finalidad de que haya una distribución adecuada del tráfico vehicular en las áreas en donde se tienen trabajos pendientes de realizar, ya que según el mismo director de Vialidad Municipal, Jorge Jiménez Favela, ha habido ocasiones en que le solicitan agentes de apoyo vial, pero hasta que ya iniciaron los trabajos y así es prácticamente imposible proporcionar un buen servicio y como consecuencia de ello, se vienen los problemas con los conductores.
El presidente Guillermo Anaya deberá sentarse a dialogar con su director de Obras Públicas y con el gerente de Simas con la finalidad de concientizarlos de que las cosas buenas no tienen porqué generar inconformidades o quejas de la ciudadanía y que se debe hacer lo posible por tratar de generar los menos comentarios negativos posibles.
Tramo por tramo, calle por calle, con orientación, con atención a la ciudadanía y con una gran dosis de sensibilidad para atender a la población es como se puede lograr que Torreón cambie su imagen, que dejen sus calles y avenidas de ser el remedo de una zona devastada y que el primer cuadro de la ciudad se convierta de nueva cuenta en un orgullo de los laguneros.
El Alcalde, sabemos que tiene muchas cosas por hacer, muchos compromisos pendientes y sin duda que no puede estar personalmente en cada problema de los que se generan en una ciudad como Torreón, en donde la creciente población y desarrollo requieren atención diaria y específica, sin embargo, es necesario que su equipo de colaboradores le ayude en lugar de ponerle obstáculos y dificultarle la labor.
En el caso que nos ocupa, Guillermo Anaya sí debe tomar cartas en el asunto, máxime que es una obra que tiende a prolongarse por varias semanas y lo más seguro es que si no se atienden las quejas desde ahora, los problemas se prolongarán también y lo mismo las quejas de la ciudadanía y de los automovilistas.
Otro riesgo latente que se tiene con los trabajos mencionados, es que alguna persona pueda sufrir un accidente y caer en los pozos o tropezar con los montones de tierra y escombro que invaden calles y banquetas.
No es recomendable esperar hasta que ocurra un percance que puede dejar lamentables consecuencias, es preferible tapar el pozo antes de que se ahogue el niño y en esto, sin duda que el alcalde Guillermo Anaya es quien tiene la palabra, a menos que esté pensando en rentar el primer cuadro de Torreón para que se filme alguna película de guerra, pues en estos momentos se tiene el escenario ideal para ello.