EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Con el pretexto de que se incurre en un delito transportar bebidas embriagantes de un Estado a otro, algunos patrulleros de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), hacen de las suyas al sorprender a incautos torreonenses cuando regresan de Gómez Palacio, tras comprar cerveza, despojándolos de dinero y hasta del producto.
Todo esto ocurre generalmente por las noches, cuando han cerrado los diferentes negocios en Torreón donde se expenden bebidas alcohólicas y algunos trasnochados desean seguir la parranda, por lo que en lugar de acudir con alguno de los cientos de domicilios clandestinos que existen en Torreón, optan por trasladarse a la vecina ciudad sin saber lo que les espera.
Decenas de lectores se comunicaron a El Siglo de Torreón para manifestar lo anterior, pues están plenamente seguros que no están cometiendo ningún ilícito por el solo hecho de comprar cerveza en Gómez Palacio.
Según señalan los quejosos que han tenido la desgracia de caer en las garras de los servidores públicos que cumplen celosamente con su deber, cuando van al expendio de la vecina ciudad, nunca se encuentran con alguna unidad policíaca, pero cuando regresan, tan pronto cruzan la línea divisora imaginaria, les sale una patrulla de quién sabe dónde.
De pronto, los patrulleros encienden la torreta y ordenan al conductor del vehículo que se detenga, por lo que para evitar cualquier mal entendido, por lo general acatan la disposición de quienes presumiblemente deben velar por la seguridad de la ciudadanía.
No existe ningún motivo para ello, pero cuando el uniformado observa que llevan cerveza –obviamente cerrada—, anuncian a los sorprendidos “contrabandistas” que han incurrido en un delito, pues no se pueden llevar bebidas alcohólicas de un Estado a otro, por lo que deben acompañarlos a la cárcel municipal, donde serán puestos a disposición del Ministerio Público para que les fije la fianza correspondiente.
Asustados unos, molestos otros, los compradores en cuestión tienden a tratar de arreglar la situación, pues saben que de ir hasta el Tribunal de Justicia Municipal, les llevaría largas horas para lograr su libertad, por lo que caen en el juego de los policías y pronto insinúan el consabido “moche”.
Quienes se han visto afectados, expresaron que los uniformados tratan de hacerse los dignos, sin saber que esto es parte del juego, por lo que una vez que ofrecen una buena cantidad de dinero, los “servidores públicos” con actitud de “perdonavidas”, reciben la “mordida” y luego les advierten a los noctámbulos que ya no vuelvan a cometer la misma falta, pues entonces sí pisarán la cárcel.
Por desgracia, no son pocas las personas que aseguraron que varios agentes, además de recibir el embute, se quedan con la cerveza, ignorando si sea para venderla más adelante o bien para su consumo.
Hasta el momento, los quejosos explicaron que no han interpuesto ninguna queja formal por esta situación, pues no estaban seguros si efectivamente cometieron un delito o no.
Falso
Manuel Acuña Cepeda, titular de la Dirección de Inspección, Verificación y Control Reglamentario, aseguró que no se incurre en ningún ilícito que se compre cerveza en otro municipio o Estado, siempre y cuando se haga en un lugar establecido y no sea para revenderla de manera clandestina.
“Existe un apartado en la Ley de Alcoholes que señala que si se trata de una cantidad importante de cerveza u otro producto etílico, sí se presenta una violación al reglamento, pero en el caso de que se adquieran varios cartones o paquetes y se destinen al consumo personal, no se está cometiendo ningún ilícito”, aclaró.
Al conocer lo que hacen algunos patrulleros de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, Acuña Cepeda dijo que es incorrecto siempre y cuando el comprador no haya abierto la cerveza o la bebida alcohólica.
De ser así, se estaría cometiendo una falta administrativa, por lo que debe ponerse al infractor ante el Juez Calificador para que determine la sanción a aplicarle, pero de lo contrario, no tiene por qué detenerse al comprador, señaló.
