CRÓNICA URBANA
POR FABIOLA PÉREZ-CANEDO
EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Doña Susanita vive en una humilde casa ubicada en la colonia Lázaro Cárdenas. Su puerta siempre está abierta. Los vecinos pasan y la saludan con cariño. Tiene 53 años y a finales del año pasado perdió parte de su pierna a causa de la diabetes.
Su esposo es jornalero, a veces tiene trabajo, en ocasiones no sale nada y apenas les alcanza para comer y sostenerse. Ella se dedica al hogar, pero además teje y cose ropa ajena en una maquinita que compró hace algunos años, para también aportar ingresos a la morada. Entre los dos crían a una pequeña nieta cuya madre murió joven.
“A veces mi esposo vende leña, trabaja aquí y allá, cuando hay pizquita, cuando llueve, pero cuando no, pues no hay nada y pues él está enfermo también”, manifiesta la señora, “yo le muevo a la maquinita y saco un poquito, pero aunque sea poquito nos sirve también”.
Cuando se vino su problema de azúcar y tuvo que ser amputada su extremidad, un vecino apoyaba a Susanita con una silla de ruedas de su padre, pero sólo algunas veces podía utilizarla y le era muy difícil trasladarse sin ella, por lo que asistió a la presidencia municipal de San Pedro en busca de ayuda.
La regidora, Esperanza Jara, inició en diciembre las gestiones correspondientes para que Susanita Sandarte contara con una silla, pero no encontró “eco” en el Ayuntamiento y luego de hacer la solicitud tres veces en el programa de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del Municipio, acudieron a la capital, donde obtuvieron el apoyo deseado.
Doña Susanita dice que la situación en San Pedro está muy crítica, sobre todo para los adultos mayores de 60 años, para quienes resulta imposible encontrar un empleo.
“Hay mucho desempleo, pero lo poquito que sale, pues es para los jóvenes, para los señores grandes ya no hay espacio”, agrega, “los muchachos todavía pueden en maquilas y todo eso, pero para los señores ya todo eso se terminó”.