BANDERAZO DE SALIDA.- La tarde es cálida y del río Mississippi nos llega una brisa fresca. Estoy con mi esposa y mi hijo en el café Du Monde de Nueva Orleáns, esperando que nos traigan el famoso café au lait que es una de las especialidades de este célebre lugar, y un plato con beignets, que son unos panecillos esponjados rellenos de crema y cubiertos de azúcar glasé. El piso de la terraza del café está blanco por el azúcar que ha caído y todos los comensales tienen que limpiarse la boca después de cada bocado que dan por la misma azúcar polvosa que cubre los beignets, pero todo se toma como parte de la diversión... El Café Du Monde, nos dice el mesero que nos atiende, abrió sus puertas en 1862 y da servicio las 24 horas. Está ubicado a dos cuadras del Mercado Francés, en la calle Decatur, en pleno corazón del Barrio Francés.
CURVA PELIGROSA.- Curiosamente, en el Café Du Monde no sirven nada que no sea café, beignets y jugos de fruta. Nadie sabe por qué y el mesero nos dice que siempre ha sido así... Es un mesero simpático y servicial que va de mesa en mesa llevando los vasos de rico café con sabor a achicoria y con una leche espesa y espumosa... En este café estuvieron Tennesse Williams, William Faulker, John Dos Passos, Ernest Hemingway y también Truman Capote, Anne Rice (la de Entrevista con el Vampiro), Jack Kerouac, Lillian Hellman y muchos más... Paralela a la calle Decatur, a dos cuadras, está la rampa por donde corre uno de los famosos tranvías de Nueva Orleáns. No es el Llamado Deseo sino el que recorre la calle Canal, la más importante de la ciudad.
RECTA FINAL.- En la contraesquina del café, la catedral de San Louis, con la estatua del general Andrew Jackson al frente. Este militar fue el héroe de la guerra de Nueva Orléans, y como murió en combate en su estatua aparece montado en un brioso caballo que se sostiene sólo sobre sus patas traseras. Una estatua así significa que su jinete es militar y que murió en el campo de batalla... La catedral de San Louis es inmensa y bella, y luce con orgullo dos altas torres y está en el parque Jackson, lleno de flores y de palomas que revolotean por todas partes... Un jardinero recoge las hojas secas caídas de los árboles y muchos turistas también le toman fotos. Todo por el color local de esta bella y mágica ciudad... Por cierto, la estatua del General Jackson tiene que ser lavada cada dos o tres días porque atrae mucho a las palomas que defecan sobre la misma sin ningún respeto ni consideración.
META.- Por la calle los turistas van y vienen tomando fotos, y las carretelas tiradas por grandes caballos, adornadas con flores, pasean a grupos de alegres turistas... Frente al Café Du Monde está uno de los edificios más antiguos de la ciudad, el Pontalva, de tres pisos, de amplias terrazas y en cuya planta baja un restaurante anuncia la especialidad de Louisiana, crawfish a la etouffé, que son unos camaroncillos rojos que no se encuentran en ningún otro lugar, bañados con una salsa espesa de la cocina cajun, y acompañados de un dedal de arroz y pan con mantequilla y ajo. También, sopa de tortuga y pastel de cangrejo. Todo, delicioso... Los viejos barcos de vapor impulsados por ruedas giratorias en la popa que navegan por el Mississippi, llenos de turistas y con música de jazz dejan oír de vez en cuando el ronco sonar de sus sirenas, que forma parte de los sonidos cotidianos de Nueva Orleáns.