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A L E C O / Algo de historia

Dr. Raúl Domínguez González

¿Por que las mujeres ancianas se les llama arpías de manera despectiva? ¿Cuál es el misterio detrás del horror que produce la madurez de la mujer? ¿Por qué las brujas son siempre representadas por mujeres viejas, feas, malas pero sabias? ¿Desde hace cuánto tiempo se tienen estos conceptos?

En la antigüedad la vida de las mujeres se dividía en tres edades o etapas: La primera era la de las vírgenes, la segunda la de las madres y la tercera, la de las ancianas sabias. Palas Atenea, Minerva, Metis, Sofía y Medusa, son ejemplos típicos de diosas de la sabiduría de la antigüedad; curiosamente, todas estas diosas representan la tercera edad de la mujer se volvían más sabias cuando ya no desechaban la ?sangre de la sabiduría? lunar, sino que ésta era retenida y junto con ella, la sabiduría. Las sacerdotisas que atendían sus santuarios eran pertenecientes a este grupo.

Todas estas diosas tenían una doble personalidad: una bella, sabia y tierna y otra destructiva y terrorífica. La arpía, aquélla que junto con sus hermanas hilaban en la rueca de la vida el hilo individual de cada ser humano, y al hilarlo la arpía cortaba sin ver dónde y a quién, con lo que la vida de la persona terminaba en ese preciso instante.

En México, se dice que la mujer lleva la luz de la vida adentro. Esta luz se localiza en los ovarios, donde todas sus semillas se encuentran aún antes de nacer, y simboliza el conocimiento proveniente de lo más profundo de su cuerpo, de lo más profundo de su mente y de lo más profundo de su alma.

Si esto ha sido así, y si la sangre menstrual retenida es causa de sabiduría, ¿qué pasa con la mujer menstruante?

Desde las primeras culturas de la humanidad, la sangre menstrual es al mismo tiempo un milagro y un misterio casi demoniaco: ¿por qué cuando un hombre sangraba, por cualquiera que fuese la causa, moría por hemorragia o por infección, en medio de dolores interminables y la mujer podía sangrar por los genitales cada mes, prácticamente sin dolor y no le pasaba nada? ¿Tenía ella pacto alguno de los dioses o con los malos espíritus? Esto era francamente preocupante para el hombre antiguo y causa de miedo y veneración simultánea. Desde el principio de los tiempos, la magia misteriosa de la creación se creía que residía en la sangre femenina una aparente concordancia con la luna y que, en ocasiones, se coagulaba y se convertía en un bebé. Esta sangre era entonces vista por el hombre como la esencia de la vida, sagrada y temida, por ser una experiencia totalmente desconocida para el varón. Los maoris afirman que las almas humanas están hechas de sangre menstrual, que, cuando es retenida en el útero, ?asume forma humana y crece para convertirse en hombre?.

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