Para quien ha vivido solo por uno o varios años, ha experimentado los beneficios y los problemas que conlleva este estilo de vida. El soltero, ya sea por elección o por pérdida de pareja, tiene que enfrentarse diariamente a una sociedad que le dice que la vida ?correcta? es en pareja y que la elección de estar solos es propia de locos, de egoístas o de fracasados.
La única excepción serían los viudos, a quienes la sociedad les da el ?permiso? de vivir solos. Sin embargo, quien ha tenido la fortaleza de enfrentarse con él o ella misma y de elegir vivir esta vida con sus propios recursos internos, nos muestra el camino de individuación que, paradójicamente, es el mismo que debemos de seguir si queremos tener una mejor relación con nuestra pareja.
Puede sonar extraño, me explicaré.
Quizá la capacidad más importante y que podrá hacer la gran diferencia en nuestras relaciones interpersonales es la de aprender a vivir con nosotros mismos.
Dedicar a la reflexión para poder despertar en la mañana con una persona con la que nos gustaría pasar toda la jornada, porque la respetamos y admiramos su capacidad para enfrentar la vida: la persona que vemos en el espejo.
Si queremos aspirar a ser nosotros mismos (comenta Deborah Legorreta).
De manera total, tendríamos que comenzar por dedicar tiempo a conocernos más profundamente para así poder relacionarnos con los demás, sin proyectar demasiado en ellos nuestros propios defectos.
Por otro lado, si en lo único que podemos estar seguros es de que como humanos cometemos errores y que por momentos o periodos nos costará mucho trabajo aceptar los cambios, las limitaciones y los conflictos que ocurren en toda etapa de transición de nuestra vida, el amor hacia uno mismo y hacia los demás, como el faro, me parece una luz imprescindible.
Pero tal vez estarán de acuerdo en que el amor más difícil es el verdadero amor hacia uno mismo. Esto, que parecería la base del egoísmo más terrible, es sin embargo, el fundamento del amor hacia los demás. Cuando no quiero a la persona que tengo dentro, no puedo querer a la persona que veo afuera, sería la consecuencia de las ideas expresadas anteriormente acerca de nuestra imagen y de la sombra que proyectamos en los demás. Pero por otro lado, quien se acepta a sí mismo jamás vive en soledad, aunque sea soltero toda su vida.
Para finalizar compartamos las palabras de una gran mujer de nuestro siglo. La autora Margarita Yourcenar, cuando ya tenía más de sesenta años de edad, la pregunta era que pensaba que extrañaría más de la vida al morir, fue: ?A la persona que ha estado conmigo por más tiempo, quien me ha apoyado y estimulado para desarrollarme plenamente: yo misma?.
Para vivir con plenitud a partir de la madurez es indispensable dedicar tiempo y energías para encontrarnos de nuevo con esa persona; si lo logramos, seguramente podremos relacionarnos mucho mejor con esa otra persona, igualmente importante en la vida de muchos de nosotros: nuestra pareja.
