Entre los distintos factores que regulan el metabolismo óseo y mantienen la integridad estructural del esqueleto, los estrógenos constituyen un pilar fundamental en la mujer a partir de la pubertad. Éstos son los principales responsables del importante aumento de masa ósea después de la menarquia y de la consecución del, pico de masa ósea estable alrededor de los 20 años. Mantiene, además, una masa ósea estable a lo largo de todo el periodo fértil y su déficit condiciona la pérdida de hueso durante el periodo posmenopáusico.
La susceptibilidad del hueso a la deprivación de estrógenos, al resaltar la asociación existente entre menopausia y osteoporosis. Desde entonces, la relación causal entre déficit estrogénico y pérdida de masa ósea se ha visto sustentada por las observaciones realizadas en distintos estados de hipohestrogenemia, como anorexia nerviosa, amenorrea o uso de inhibidores de gonodotropinas.
El problema de la pérdida de masa ósea en la mujer después de la menopausia resulta especialmente importante debido al aumento de la esperanza de vida que se ha producido en la población general. Si hace sólo un siglo la esperanza de vida de la mujer era similar a la edad de la menopausia, hoy esta esperanza se acerca a los 80 años de vida, por lo que la mujer vive durante 30 años en periodo posmenopáusico y se espera que esta fase se alargue incluso más en el futuro próximo.
Con la menopausia se produce un desequilibrio entre formación y resorción ósea, con aumento de esta última, lo que da lugar a una pérdida acelerada de masa ósea, que afecta fundamentalmente al hueso trabecular y que puede alcanzar un cuatro o seis por ciento a nivel vertebral en el segundo año y un ocho o 13 por ciento en el tercer año después de la menopausia. Existe un grupo de mujeres, aproximadamente un 20 por ciento del total que pierde más de un tres por ciento anual en los años siguientes de la menopausia, por lo, que se les denomina ?perdedoras rápidas?.
Hasta hace pocos años el diagnóstico de la osteoporosis sólo se realizaba en un momento muy tardío de la evolución de la enfermedad, siendo muy limitada la aplicación de medidas profilácticas y terapéuticas útiles.
Hoy sabemos la importante relación existente entre disminución de masa ósea y riesgo de fractura existiendo estudios que de realizarse a tiempo disminuye el riesgo de fractura ósea.
También con la visita periódica a su médico para llevar un control sobre los mismos estudios.
