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A la maestra con cariño/Estrictamente personal

Raymundo Riva Palacio

¿Alguien ha visto lo que comen los niños en las escuelas? Si no es así, se lo pueden imaginar: fritangas, carbohidratos al por mayor, calorías, en un mosaico de aberración nutricional.

Hoy en día, de acuerdo con un estudio privado, el 41 por ciento de lo que consumen los niños son alimentos preparados, como sandwiches y antojitos; el 22 por ciento lo abarcan las bebidas, donde los refrescos con gas totalizan el 68 por ciento mientras el agua natural apenas un cinco por ciento. Las botanas, que dominan las papas fritas, son el 16 por ciento de lo que se come en las primarias, y dulces, galletas y pastelillos tienen el 21 por ciento del segmento. Vendidos sin cuidado nutricional, tampoco hay un criterio global que apunte al cuidado de la salud de los niños, pese a que en esa etapa formativa es cuando se producen las anomalías en el crecimiento que terminan con jóvenes y adultos intelectualmente desaventajados.

Las críticas a la ausencia de dieta en los niños mexicanos, que están registrando enfermedades como obesidad en forma tan creciente como alarmante, han caído siempre en terreno hueco. Últimamente, sin embargo, han venido hablando en medios educativos sobre varias propuestas para mejorar la calidad de alimentos en las tiendas escolares de los planteles oficiales en la zona metropolitana de la ciudad de México. Es posible que, ahora sí, la modificación del paquete alimentario que se les provee a los niños pueda cambiar. Una de las personas muy interesadas en que esto suceda, ha informado que quienes conocen detalles de uno de los proyectos, es la maestra Elba Esther Gordillo, la controladora de la vida y los suspiros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

La maestra Gordillo, cuentan, se mostró muy emocionada cuando le presentaron el proyecto en términos generales, comentando, describieron, cómo podría aprovecharse la oportunidad para introducir en las primarias alimentación naturista y una dieta alta en proteínas, que tuviera un impacto en el mediano y largo plazo en los infantes mexicanos. El plan se lo llevaron personas que han estado cerca de ella por un tiempo y que, coincidentalmente o no, también han tenido relación con su enemigo político jurado, el líder nacional del PRI, Roberto Madrazo.

Esta propuesta tiene varias intenciones.

Por un lado se encuentra la realidad objetiva de que la única persona que puede ponerle ruedas a esta propuesta es la maestra Gordillo. Tiene bajo control político no sólo al magisterio oficial, sino también ejerce enorme influencia sobre el secretario de Educación, Reyes Tamez. En todo caso, si algo se le atorara, cuenta con el respaldo de la pareja presidencial, Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún. Es decir, en el momento en que se decidiera impulsar el proyecto, cuenta con las conexiones oficiales para destrabar cualquier candado y derrumbar cualquier muralla que quisiera oponérsele.

Por el otro se encuentra el ángulo político. Si la maestra Gordillo le impone su sello a una nueva dieta alimentaria para los niños, su poder con las sociedades de padres de familia tendría un impacto altamente positivo, que se sumaría al que ya dispone entre los maestros oficialistas. De cara al público, ¿qué mejor bandera puede un político ofrecer que el mejoramiento de un segmento tan sensible como los niños? Muy pocos, en realidad, combinan la salud, la educación y un proyecto de mejoramiento de capacidades intelectuales en el largo plazo.

Finalmente, porque la vida de la maestra no se caracteriza por sus prístinas intenciones, se encuentra la rentabilidad del proyecto. De acuerdo con un borrador del mismo, se calcula que el gasto por niño sería de 6.35 pesos diarios, que da una utilidad bruta por día, por escuela, de mil 170 pesos, con gastos de operación de 598, resultando en una utilidad neta de 572 pesos. El proyecto abarca la posibilidad del control de las tiendas 300 escolares en 300 primarias con un total de alumnos promedio de 650, lo que daría una utilidad por día de 171 mil 600 pesos y una utilidad por el año escolar de 194 días de 51 millones 480 mil pesos.

Este negocio, que es el que le presentaron a la maestra Gordillo, resulta increíblemente redituable en todos sus ángulos: sociales, políticos y económicos. El problema que entraña es que, de entrar la maestra en él, significaría un enorme conflicto de interés donde sus buenas intenciones puedan ser vistas únicamente desde la óptica de clientelismo político e interés económico. La maestra ha estado tratando de vaciarse de los resabios del viejo sistema político mexicano, del cual abrevó y al que sirvió con eficiencia, para reinventarse con un nuevo discurso democrático y reformador.

Las críticas a la maestra se han centrado en la poca credibilidad que tiene ese discurso democrático, por sus acciones manipuladoras y represoras dentro del magisterio oficial. Pero también porque dentro de los círculos políticos se le considera una persona poco confiable. Si la maestra participa en este proyecto como parte interesada, la sospecha que existe sobre su persona se incrementará, porque el esfuerzo altruista será absolutamente borrado por las ganancias económicas que tendrá ella y su gente cercana que le llevó el proyecto. En pocas palabras, sería un típico caso de tráfico de influencia.

Es cierto que esta debilidad de la clase política mexicana es tan vieja como actual. El problema de la maestra sería la utilización del segmento puro de los niños para su propio peculio y las exorbitantes cifras sobre la ganancia que recibiría. Todo esto en un entorno donde la maestra, pese a su enorme poder político, se encuentra en un contexto de vulnerabilidad, donde sus enemigos en el PRI están buscando razones y pretextos para acorralarla y lograr su expulsión del partido. Participar en este tipo de negocio la ubicará en la frontera de la corrupción, lo que no puede permitir. También, en el campo de las probabilidades, debería reflexionar en si todo este plan, por los actores involucrados, no busca llevarla a una trampa para que Madrazo pueda actuar contra ella en un campo de batalla donde ha descuidado, aparentemente, los flancos.

El plan para mejorar la dieta alimentaria de los niños es altamente loable. Sería muy positivo que la maestra participara en el proyecto, pero como fuerza política con el Gobierno foxista y factor de decisión dentro del magisterio. Esta posición permitiría facilitar la salida de las empresas que hoy dominan la venta de alimentos chatarra en las primarias. Pero lo que ella no puede permitirse, porque no saldría bien librada bajo ningún motivo, es que sea juez y parte, donde esa parte, adicionalmente, reciba anualmente millones de pesos por los servicios prestados a sus amigos.

rriva@eluniversal.com.mx r_rivapalacio@yahoo.com

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