Van vestidas de blanco,
siempre tan limpias,
que hasta la misma nieve les tiene envidia.
Van sonrientes y alegres,
siempre sonrientes,
para calmar el llanto de los pacientes.
Son insignes aliadas de los doctores
para evitar la muerte y grandes dolores.
Al pueblo lo defienden de grandes males,
en la casa, las clínicas y hospitales.
Su figura en las guerras está presente,
para curar heridas al combatiente.
Y aquí en la escuela siempre vacunan miles,
cuidando la salud de los infantiles.
Enfermera de blanco,
de faz sonriente,
te llevo en la memoria siempre presente.
Gómez Palacio. Enero de 2004