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Abandonan extranjeros Haití

EL PAÍS / AGENCIAS

SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA.- Centenares de extranjeros salieron ayer de Haití a medida que escala la violencia desatada por la rebelión contra el Gobierno.

El éxodo masivo de extranjeros, que incluyó a trabajadores humanitarios y misioneros, se produjo un día después de que el Gobierno estadounidense recomendara a sus ciudadanos salir del país caribeño. Alrededor de 200 estadounidenses, franceses y canadienses conformaban una larga fila ayer por la mañana en el aeropuerto internacional de Toussaint Louverture.

“Supimos que la decisión de irnos era la correcta. Pero es muy duro”, dijo Nancy McWilliams, una joven canadiense de 18 años que se vio obligada a abandonar su trabajo en un hogar para niños en Cap Haitien.

La aerolínea estadounidense American Airlines dijo que habían vendido todos los cupos de cuatro de los cinco vuelos diarios hacia Estados Unidos. Por temor a un secuestro o a un ataque, el Gobierno estadounidense colocó a agentes de seguridad en cada uno de los vuelos.

El misionero estadounidense Gerald Sait Vincent dijo mientras esperaba un vuelo a Miami que Haití resolverá su situación “sólo si reciben ayuda extranjera y no menos ayuda, sino más”.

Algunos extranjeros decidieron quedarse en un país cada vez más polarizado entre los partidarios de Aristide y aquellos que lo quieren derrocar.

Tanto los que se fueron como los que se quedaron, comparten la frustración de que Haití vuelva a verse inmersa en el caos. Desde la independencia del país hace 200 años, han sufrido decenas golpes de Estado.

El misionario estadounidense Terry Snow relató que seis camiones llenos de pistoleros pro-Aristide incendiaron siete casas en un vecindario costero de Saint Marc. Dijo que los residentes saltaron al mar y que los atacantes dispararon varias veces al aire para impedir que retornaran a tierra.

“Gente inocente está siendo asesinada. En Sait Marc queman sus casas de día y de noche y la policía no está haciendo nada”, dijo Snow, de 39 años.

Desde que explotara la violencia el cinco de febrero, que se ha cobrado la vida de al menos 60 personas -40 de ellos policías-, no se ha reportado la muerte de ningún extranjero.

Alerta migratoria

La frontera haitiana-dominicana amaneció ayer alterada por los tiros de los rebeldes que quieren derrocar al presidente haitiano, Jean-Bertrand Aristide.

El jueves tomaron la localidad norteña de Juana Méndez, a escasos kilómetros de la frontera con Dajabón, en el noroeste dominicano y ayer consiguieron controlar con sus armas los maltrechos locales de las aduanas. Los soldados dominicanos se limitaron a mostrar sus fusiles al otro lado de la tierra de nadie.

La estrategia de los rebeldes haitianos parece clara. La ruta hacia Puerto Príncipe no les conviene por ahora. Conduciría a un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con los policías que están al servicio del Gobierno y que, según creen los expertos, tienen capacidad de resistencia. El Mandatario haitiano reconoció ayer que no podía por sí solo “frenar ni desarmar a la rebelión” y solicitó la presencia de una fuerza multinacional que plante cara a los insurgentes.

Los esfuerzos de los rebeldes haitianos -encabezados por Buteur Metayer, Guy Phillipe y T-Wil, entre otros, dirigentes del Frente Nacional de Resistencia para la Liberación de Haití- se han centrado hasta el momento en bloquear carreteras comerciales y en tomar el control de ciudades por las que entran las mercancías a Haití.

Si la estrategia funciona, Haití se aboca a una crisis humanitaria que preocupa sobre todo a la República Dominicana, que teme un éxodo masivo de haitianos hacia su territorio. La situación vivida en los primeros años de la década de los noventa está volviendo a la mente de los dominicanos. Por la frontera cruzaron entonces miles de haitianos y la vida se tornó caótica. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) tuvo que tomar cartas en el asunto y sólo con la intervención de una fuerza internacional se logró cierta estabilidad.

Oposición a los refugiados

Ahora se quiere evitar todo aquello. El Senado dominicano ya ha emitido una resolución en la que muestra su oposición a que el país acoja a refugiados haitianos.

En parecidos términos se expresó Leonel Fernández, candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, favorito para ganar los comicios de mayo. “Creo que no es conveniente”, dijo Fernández. La crisis política y económica que vive la nación que preside el socialdemócrata Hipólito Mejía ha cedido espacio a la revuelta en el país vecino.

Con los discursos del Senado y de Leonel Fernández coinciden otros políticos y también diversos sectores de la vida dominicana. El país no parece dispuesto a cargar con el lastre haitiano y sus líderes piensan que sólo con un esfuerzo solidario de la comunidad internacional podría afrontarse el principal problema que tiene la región caribeña.

Por ahora la situación está controlada. Diariamente, por la frontera de Dajabón, en el norte, cientos de haitianos cruzan el Masacre, río que separa a Haití y República Dominicana en la zona noroeste.

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