Hilaria de 46 años y Julia de 46 han vivido juntas durante quince años y hace tiempo se casaron por la Iglesia Unitaria Universalista. Viven con una niña de ocho años que es hija natural de una de las dos mujeres.
David de 60 años y Roberto de 55 han compartido sus vidas por nueve años, tienen ocho hijos de sus anteriores matrimonios y varios nietos, quienes asistieron a su “boda” en una iglesia de Boston.
Gina y Heidi, ambas de 39 años, viven juntas desde hace 13 años y en 1993 realizaron una ceremonia para formalizar su relación. Tienen dos hijos de Heidi, Avery de siete años y Quinn de cuatro y ambos fueron adoptados por Gina.
Estas tres parejas de homosexuales forman parte de las siete que demandaron a la Corte Estatal de Massachussets para tener derecho legal al matrimonio y que el pasado lunes cumplieron su deseo de contraer matrimonio al igual que varios cientos de parejas más de aquella entidad.
Por primera vez en Estados Unidos y bajo una Ley todavía en litigio, se permitió la unión legal de parejas del mismo sexo, lo que vino a revivir la enorme controversia en torno a los supuestos derechos de los homosexuales.
Fue en noviembre de 2003 cuando la Suprema Corte de Justicia de Massachussets ordenó al estado legalizar en 180 días la unión de homosexuales en respuesta a la demanda de siete parejas del mismo sexo.
El Congreso del estado abrió las puertas a través de un decreto que permite estos matrimonios civiles con ciertas reservas, pero envió una iniciativa de Ley para que en las elecciones de 2006 sean los ciudadanos quienes aprueben o prohíban el matrimonio entre “gays” y lesbianas.
El debate se abrió de inmediato a lo largo de los Estados Unidos. El presidente George W. Bush sostuvo que “la institución sagrada del matrimonio no debe ser redefinida por unos cuantos jueces activistas.
“Todas las voces deben ser escuchadas”, agregó Bush al recordar que fue enviada una iniciativa al Congreso para definir y proteger al matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer”.
Esta Ley será discutida en los próximos meses y para ser aprobada se requieren las dos terceras partes de los votos de la Cámara de Representantes y la de Senadores. Posteriormente tendrá que ser apoyada por las legislaturas de por lo menos 37 estados de la Unión Americana.
La cruzada de Bush y los republicanos a favor del matrimonio tradicional no será nada fácil porque estarán de por medio las elecciones y los demócratas, que junto a los activistas radicales aprovecharán el momento para restarle votos al Mandatario y a su partido.
Hace seis meses un 31 por ciento de los norteamericanos adultos apoyaba la unión legal de homosexuales, pero en mayo la aprobación subió al 42 por ciento, producto de la enorme difusión que ha recibido este tema en los medios de comunicación.
Los homosexuales y los grupos activistas han logrado llevar este debate al terreno de los derechos humanos, bajo argumentos de que dos mujeres o dos hombres tienen el mismo derecho al matrimonio que un hombre y una mujer.
Lo preocupante de esta situación es que el fenómeno homosexual alcanzó en Estados Unidos niveles insospechados. Un ejemplo son las tiendas departamentales de urbes como Nueva York en donde existen secciones con ropa y cosméticos exclusivos para “gays”. Lo peor del caso es que están junto al área masculina y no a la de mujeres.
Por el respeto que merece el matrimonio tradicional y sus hijos, esperemos que pronto se apruebe la prohibición federal de la unión de homosexuales. Así lo ocurrido en Massachussets se convertirá en un fallido intento por atacar una institución clave y pilar de la sociedad como es el matrimonio.
Entre el maremágnum de opiniones, unas de las más objetivas que escuchamos fue la del presidente del Consejo de la Familia con sede en Washington, Tony Perkins, quien afirmó que “hemos oído mucho acerca de los derechos de los adultos para casarse con quien les dé la gana, pero poco o nada escuchamos sobre el derecho de los niños a tener un padre y una madre”.
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