MILAN, (Reuters).-"Anciano maestro retirado busca familia que quiera adoptar un abuelo. Se pagará".
El solitario Giorgio Angelozzi, de 79 años, publicó esta solicitud en las páginas clasificadas del diario Corriere della Sera el fin de semana, para tocar los corazones de los italianos, amantes de la familia.
El maestro de literatura clásica ha vivido solo en las afueras de Roma con siete gatos desde que su esposa murió en 1992, pero ya había recibido docenas de respuestas de todo el país.
"Muchas familias quieren adoptarme como su abuelo", dijo Angelozzi, que prometió 500 euros al mes (603 dólares) para la familia que lo acogiera.
"Muchas familias respondieron a mi petición y quieren que enseñe a sus hijos y sus nietos sobre Horacio y Cátulo".
Entre aquellos que respondieron - desde Catanzaro, en el sur, a Milán, en el norte- estaba el popular cantante romano Antonello Venditti, que fuera alumno de Angelozzi.
"No estaba esperando tanta calidez, tanto interés en mi historia", dijo Angelozzi el lunes al Corriere. "Pero recuerden que mi problema afecta a muchas personas ancianas en Italia".
Italia ha sido famosa por el papel central de la familia en la sociedad. Pero en los últimos años, mientras crece el número de divorcios y las familias se trasladan más fácilmente de una ciudad a otra, los parientes ancianos frecuentemente se quedan solos.
En la ola de calor del verano de 2003, murieron cuatro mil 175 ancianos. Muchos de ellos se habían quedado sudando en julio y agosto en las sofocantes ciudades italianas, donde muchas farmacias y tiendas de alimentación cierran y se recortan los servicios básicos.