Washington, (EFE).- Aeropuertos y autopistas de EU viven el día más ajetreado del año ante la avalancha de viajeros que se desplazarán para compartir con sus familias la "gran comida" tradicional del Día de Acción de Gracias.
Pese a las malas previsiones meteorológicas y los altos precios de la gasolina, más de 37 millones de personas viajarán durante el puente de fin de semana.
Es la cifra más alta de los últimos cuatro años, según la Asociación de Automovilistas de EU, lo que demuestra cierta normalización del país tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
El encuentro familiar por excelencia hará que los estadounidenses se adentren en masa en sus cocinas en un ejercicio culinario poco habitual en el paraíso de la comida rápida.
El pavo relleno será el plato fuerte del hipercalórico "menú casero", que también incluye puré de patatas, salsa de arándanos, tarta de calabaza y bebidas varias, lo que se traducirá en entre tres mil cuatro mil 500 calorías por comensal.
En total, se consumirán nada menos que 260 millones de pavos, según las cifras de la Oficina del Censo Estadounidense, que sitúa al estado de Minesota a la cabeza en la crianza del ave, con 46.5 millones.
Las aves han desfilado estos días sin cesar por los mataderos del país, donde sólo se ha condonado una pena de muerte, la del pavo "Biscuit", natural de Virginia.
El afortunado animal salvó el cuello gracias a la intercesión del presidente de EEUU, George W. Bush, mandatario poco amigo de condonar penas de muerte, pero que cumplió con la tradición y salvó la vida a "Biscuit" al nombrarlo Pavo Nacional del año.
Entre tanto, los expertos contemplan con preocupación la época de excesos que se avecina y hacen campaña estos días para recordar a los comensales que los atracones pasan factura.
"Una persona de 72 kilos tendría que correr unas cuatro horas a ritmo suave, nadar durante cinco horas o andar unos 48 kilómetros" para sacudirse de encima las calorías de Acción de Gracias, dice Cedric Bryan, fisiólogo de la Asociación Estadounidense para el Ejercicio, con sede en San Diego.
Pero Melisa Brown, presidenta de Total Wellness Inc., una consultora de nutrición con sede en Nueva York, cree que los estadounidenses harán oídos sordos y se apuntarán entre 2 y 4 kilos de más de aquí a fin de año.
Los excesos no sólo se dejarán notar en las ya orondas siluetas, sino también en las tuberías del país.
El jueves de Acción de Gracias irá precedido del que se conoce como "Viernes Negro", en el que la demanda de fontaneros es la más alta del año al atascarse las tuberías con la mezcla de salsa de pavo, restos de patatas e ingredientes varios.
En Cincinnati, por ejemplo, los servicios de desatascado de tuberías aumentaron un 47 por ciento el año pasado durante el "Viernes Negro", según Paul Abrams, portavoz de la asociación de fontaneros.
"Las tuberías son como las arterias", dice Abrams, "durante el Día de Acción de Gracias se saturan, al igual que ocurre con las arterias durante un ataque cardíaco".
Los excesos y reencuentros familiares del Día de Acción de Gracias forman parte de una larga tradición que se remonta al año 1620 cuando un grupo de colonos británicos cruzó el Atlántico a bordo del Mayflower y desembarcó en Plymouth, Nueva Inglaterra.
Los colonos sufrieron un duro invierno durante su primer año en el nuevo mundo. La buena cosecha del verano siguiente los llevó a organizar tres días de celebraciones para agradecer su cambio de fortuna.
