Damrstadt, Alemania, (EFE).- Los científicos que participan en la misión espacial Rosetta albergan grandes expectativas ante las respuestas que aportará este proyecto sobre el origen del Sistema Solar y de la vida, en su largo recorrido de un billón de kilómetros hasta el cometa Churymov-Gerasimnko.
El jefe de la División de Misiones Planetarias, Gerhard Schwehm, y varios científicos del proyecto explicaron los retos a los que se enfrenta la sonda europea.
La misión, que toma su nombre de la piedra que permitió descifrar el lenguaje jeroglífico de los egipcios, permitirá colocar en la órbita de un cometa a una sonda durante un largo periodo de tiempo y posar en el núcleo duro de este "primitivo" elemento del Sistema Solar un pequeño robot para estudiar sus componentes y características "in situ".
Para ello, la sonda emprenderá el próximo día 26 un viaje "sin precedentes" de una década hacia el cometa 67P/Churymov-Gerasimnko, y en su recorrido se encontrará en tres ocasiones con la Tierra y una con Marte, de los que aprovechará su impulso gravitatorio para alcanzar la velocidad del cometa.
Los investigadores podrán retrotraerse a hace 4.6 billones de años, cuando la Tierra era un lugar inhóspito, y revelar si los cometas trajeron al planeta azul los "ingredientes de la vida: el agua y los materiales orgánicos", explicó Johannes Geiss, de la Universidad de Bern.
La trascendencia de la misión Rosetta radica también en el reto técnico que supone no sólo su largo viaje, sino posar en la superficie del núcleo duro del cometa un pequeño robot, denominado "Philae", que toma su nombre de una isla en el Nilo.
Posar un robot en el núcleo de un cometa no es lo mismo que hacerlo en Marte o en la Luna, debido a las dimensiones más pequeñas (el Churymov-Gerasimenko tiene una superficie de cinco kilómetros por tres y su forma es como un balón de rugby) y a su baja gravedad, explicó el científico Bernd Feuerbacher.
Los técnicos se mostraron esperanzados en este reto técnico, a pesar de la experiencia del módulo europeo "Beagle 2", que se perdió el pasado diciembre en Marte.
Nada más posarse, el robot se anclará a la superficie del núcleo del cometa mediante un arpón y comenzará a analizar más de cerca que nunca las propiedades físicas, sus componentes minerales, su estructura (densidad, textura, porosidad y temperaturas) y los moléculas orgánicas que pueda conservar.
Esto ocurrirá cuando la sonda europea se encuentre en 2014 a unos pocos kilómetros de distancia del Churymov-Gerasimenko, en cuya órbita se situará durante los 17 meses siguientes en su camino hacia el Sol.
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko es tres veces más grande que el objetivo original de la misión Rosetta, el cometa Wirtanen, pero el fracaso del vuelo inaugural del cohete Ariane 5 llevó a la anulación de los lanzamientos y obligó a los científicos a buscar otro destino.