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Acuerdos de Bolonia/Diálogo

Yamil Darwich

“El mundo está cambiando y las universidades debemos cambiar”; es la sentencia que hace serio y reflexivo el doctor Knut Reese, Decano de la Facultad de Negocios de la Universidad de Wismar, Alemania.

“Ya no caben los profesores que enseñan de la forma tradicional y creen que lo saben todo”; otra advertencia clara, inspirado en sus muchos años de enseñar en el nivel universitario del sistema educativo de Alemania y lo hace convencido, luego de asistir a las reuniones que las distintas universidades de la Europa unida, la Comunidad Europea, están teniendo en Bolonia, la más antigua del mundo occidental, el antecedente de las instituciones de educación superior.

En la actualidad la educación superior europea se está moviendo hacia la homologación de estudios en todos los países y sus universidades; recuerde que estudiar en alguna de ellas equivale a recibir reconocimiento de los grados académicos alcanzados por el resto de los integrantes de la comunidad.

Actualmente los educadores se reúnen para definir propósitos comunes, hecho que permite revisar los contenidos de estudios y reflexionar cómo debe ser el profesional del futuro próximo.

Y no se sorprenda si le menciono que entre todos los temas de interés está el ecológico, con la convicción de que deben atenderlo de forma global, incluyendo a América y los mayores contaminadores del mundo, los norteamericanos, que con sus aparatos y equipos que les brindan confort agraden al ambiente del planeta (de eso se habla poco, ...¿verdad?).

Los universitarios están reflexionando y tratando de entender que han hecho mal, en que pueden cambiar para mejorar y ofrecer profesionistas que resuelvan los problemas del mundo moderno: “debemos provocar a los jóvenes” dice el doctor Reese y continúa: “Ellos ya no aceptan la enseñanza sin tener participación activa. El maestro que sólo explica ya no es actual, ahora importa mucho la experiencia y el ejercicio práctico”, refiriéndose a esos que aún ofrecen discursos elocuentes mientras el alumno toma nota o pero aún, a los que ¡dictan! sus clases que no merecen llamarse cátedras.

Buscar la formación humanística e internacional, con profesores que como tales vengan de la realidad cotidiana es otro objetivo importante. Esas universidades que sólo están constituidas por maestros que repiten la teoría han quedado en el pasado, algunos “dictan sus cátedras escritas hace cuarenta años o más” o bien, son deseducadores del mundo del presente; aquellas que no den sentido humanista al conocimiento, estarán formando profesionales insensibles que no podrán responder al reto del futuro, por no poseer la conciencia de un mundo globalizado y justo, con oportunidades para todos. Enseñar para “ganar” egoístamente o “poseer” bienes materiales es un crimen, aún no plenamente concientizado por la sociedad actual.

Debo decirle, con vergüenza, que en el medio universitario europeo nos ven (a los americanos) como depredadores ecológicos, que nos deben ayudar para encontrar formas más racionales en el uso de la energía, sin contaminar al planeta, como hasta ahora lo hacemos.

Los europeos se están reuniendo y muy importantemente comprometiéndose en planes de programas de estudios efectivos que verdaderamente formen a los profesionales del futuro con un sentido humanista, no como mártires sociales sino como seres conscientes de su responsabilidad de participar en el cambio del mundo, basados en el firme conocimiento de las ciencias y las técnicas.

Dice el profesor Stteffen Lockmann de la Escuela de Comunicación de la citada universidad que “con la homologación de estudios en Europa se busca más práctica y experiencia en el trabajo”, pero también asegura que es importante enseñar el para qué del conocimiento; servir y no servirse, utilizarlo para el bien de todos y no para abusar de los demás.

Le comparto lo anterior porque sé que estamos en los meses en que muchos padres de familia y jóvenes buscan alternativas para cursar estudios de nivel profesional; para ellos va especialmente dirigido este “Diálogo”.

Seleccionar la mejor universidad a nuestro alcance no es cosa sencilla, más aún si no pertenecemos al medio educativo o conocemos a alguien que nos hable con la verdad. Somos fácilmente sorprendidos por la mercadotecnia, la que por cierto saben hacer muy bien algunas universidades de la región y gastan mucho dinero para presentar “una cara bonita” haciéndose pasar por blancas ovejas siendo lobos disfrazados, mercaderes de la educación.

Le sugiero algunas preguntas que puede hacer para descubrir la verdad: cuestione por los costos finales, incluidas las cuotas indirectas y a veces escondidas, como extra por uso de servicios de bibliotecas o centros de cómputo; no se deje llevar por promociones de ofertas comerciales, como cuando se ponen en barata los tomates en los supermercados; recuerde que es más cara la ignorancia y peligroso pagar poco por nada.

Cuestione sobre la planta de catedráticos y no se deje embelesar por palabras dulces de los entrevistadores, porque las universidades poco éticas se preocupan por entrenarlos para mentir convencer.

La universidad moderna requiere recursos tecnológicos como los centros de cómputos bien equipados y con la Internet al alcance de los estudiantes. Cuídese de quienes les dicen que tienen tecnología pero no la enseñan.

Pregunte por el ambiente estudiantil; muchas veces los jóvenes pierden tiempo valioso y hasta desvían el rumbo por hacerse de amigos que ya lo están perdiendo y muestran conductas anormales. Pasee por los pasillos y vea el tipo de estudiantes que hay en esa escuela. Observe la limpieza general, especialmente en los sanitarios, verá que las paredes hablan.

Le aseguro que no por cobrar mucho son necesariamente las mejores y sobre todo calcule otros costos como libros, materiales o transporte. En algunos casos los fracasos se presentan cuando se hacen “cuentas alegres” y no se suman esos dineros extra que son necesarios para que los estudiantes sean efectivos. Pregunte por las becas que ofrecen y los financiamientos que se pueden utilizar y asegúrese de leer y entender bien “las letras pequeñas”.

El mundo cada día se hace más competitivo y pequeño; sólo los bien preparados podrán competir con posibilidades de éxito. Revise otros servicios complementarios para la formación integral como centros de enseñanzas de idiomas o el aprendizaje de sistemas computacionales, conforme al área de estudio.

Una última recomendación: antes de tomar decisiones consulte con gente que esté enterada y sea de confianza. Le aseguro que la mejor selección tendrá qué ver y mucho, con el futuro de sus hijos. ydarwich@ual.mx

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