WASHINGTON (Reuters) .- Es muy probable que la gente que dice padecer una adicción al chocolate o a la pizza no esté exagerando, informaron científicos.
Un estudio de personas sanas y hambrientas demostró que ciertas regiones cerebrales se activaron cuando vieron y olieron sus alimentos favoritos, de la misma forma en que se activa el cerebro de los adictos a la cocaína cuando piensan en el consumo de la droga.
"La presentación de los alimentos aumenta notablemente (en un 24 por ciento) el metabolismo en el cerebro y estos cambios fueron mayores en la ínsula anterior, en la circunvolución temporal superior y en la corteza orbitofrontal", escribieron.
Estas regiones del cerebro están vinculadas a la adicción. Por ejemplo, se ha comprobado que la corteza orbitofrontal se activa en los consumidores de cocaína cuando piensan en la droga.
El estudio, publicado en la edición de abril de la revista NeuroImage, puede sustentar la teoría de que la publicidad de alimentos está contribuyendo a la epidemia de obesidad en Estados Unidos.
"Estos resultados podrían explicar los efectos perniciosos de la exposición constante a los estímulos alimentarios, como la publicidad, las máquinas vendedoras, los canales de alimentos y la exhibición de comidas elaboradas en algunas tiendas", expresó en un comunicado Gene-Jack Wang, del Laboratorio Nacional de Brookhaven, en Upton, Nueva York, quien dirigió el estudio.
El estudio
Wang y sus colegas estudiaron a 12 hombres y mujeres cuya edad promedio era de 28 años. Los voluntarios ayunaron durante poco menos de un día y después fueron sometidos a tomografías de emisión de positrones (PET) para determinar su metabolismo cerebral.
Se les pidió que describieran sus platos favoritos y explicaran cómo les gustaba comerlos. Al mismo tiempo se les presentaron imágenes de dichos alimentos.
A cada uno "se le puso sobre la lengua un bastoncillo de algodón impregnado con el sabor de los alimentos (que les gustaban) para que lo degustaran", informaron los investigadores.
"Los alimentos favoritos que fueron seleccionados con mayor frecuencia por los participantes fueron los huevos con tocino, los panecillos de canela, las pizzas, las hamburguesas con queso, el pollo frito, la lasaña, las costillas a la parrilla, el helado y los dulces de chocolate", agregaron.
Varios expertos en adicciones colaboraron con el estudio, incluida Nora Volkow, directora del Instituto Nacional para el Abuso de Drogas.
Comer pizza reduce riego de cáncer
Comer pizza puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar ciertas formas de cáncer, según dijeron científicos italianos.
En una negación del comúnmente aceptado sentido común médico que indica que la comida que uno realmente disfruta tiende a ser mala para la salud, investigadores de un centro de farmacología milanés descubrieron que comer una o más pizzas por semana reduce drásticamente la incidencia de algunos tipos de cáncer.
Un estudio hecho sobre 8.000 italianos detectó que los consumidores regulares de pizza eran 59 por ciento menos propensos a contraer cáncer de esófago, mientras que el riesgo de desarrollar cáncer de colon cayó 26 por ciento.