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Advertencia/Nuestro concepto

El diagnóstico es por igual certero y contundente: las pugnas entre partidos, la incapacidad del Poder Ejecutivo Federal y la parálisis legislativa frenan el desarrollo e impiden que se concreten las Reformas Estructurales que requiere el país, situación que genera creciente descontento e incertidumbre entre la población.

Desde gobernantes y legisladores hasta académicos y dirigentes eclesiásticos coinciden que la relación disfuncional entre Gobierno y Congreso -contaminada por aspectos personales y estilos e intereses individuales- requiere con urgencia una solución definitiva y de fondo. El país no puede seguir inmerso en el inmovilismo, ni la ciudadanía puede seguir en calidad de rehén de la muy particular agenda de los principales actores políticos.

Otra vez, el gran reclamo a los que hoy nos gobiernan, es la falta de acuerdos, de certidumbre y de una visión amplia e incluyente que pondere los grandes asuntos nacionales, situación que dibuja un país que atraviesa por una transición incompleta con una democracia ineficaz, tal y como acertadamente lo señala monseñor Abelardo Alvarado, vocero del Episcopado Mexicano.

En el Salón Protocolos de San Lázaro se llevó a cabo el foro “La Gobernabilidad Democrática: ¿Qué Reformas?”, coordinado por el jurista Diego Valadés y el diputado perredista Manuel Camacho, en donde pesonajes como Arturo Montiel, Gobernador del Estado de México, Juan Ramón De la Fuente, Rector de la UNAM, Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Beatriz Paredes, presidenta de la Fundación Colosio del PRI y el investigador Lorenzo Meyer, entre otros, coincidieron en plantear como indispensables y urgentes reformas como la Fiscal y la del Estado.

Reformas, avances, acuerdos... un mínimo de negociación política que derive en cuestiones concretas. Pero el gran problema de nuestra incipiente y hasta el momento poco efectiva democracia, es la ausencia total de voluntad, de convicción, en aquellos que tienen en sus manos el destino del páis y que son incapaces siquiera de lograr acuerdos en cuestiones básicas.

Otra vez el reclamo, la advertencia y sólo queda esperar que en esta ocasión no corra la misma suerte que todas las anteriores que toparon con oídos sordos y se diluyeron en la nada.

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