La interrupción de los trabajos de ampliación del Edificio Terminal del Aeropuerto Francisco Sarabia en la ciudad de Torreón, ha obligado a la empresa a ofrecer una explicación sobre el particular. Lo anterior porque a las molestias derivadas de la insuficiencia del edificio, se han venido a sumar los inconvenientes propios de la prolongación de una obra inconclusa en perjuicio de los usuarios.
El aeropuerto de Torreón no corresponde a la categoría de nuestra ciudad, en cuanto a los elementos de infraestructura básica que demanda la cantidad de vuelos que operan en forma cotidiana. Como consecuencia resulta un mal servicio para los usuarios, en el rubro de la atención por parte de las compañías aéreas, módulos fiscal y migratorio y hasta en el orden comercial relativo a restaurante y otros servicios.
El intento cuya interrupción se comenta, trata de una obra más bien modesta que se reduce a tres mil metros cuadrados de superficie. Decepciona que la constructora encargada haya desaparecido sin dejar rastro y sin resolver compromisos contraídos, porque revela poquedad e incapacidad no sólo de ella sino de la propia empresa aeroportuaria, para dar respuesta a las necesidades que se pretenden cubrir.
Por lo pronto pasó todo el mes de enero sin que se haya puesto mano a la obra que es objeto de comentario y quién sabe cuánto tiempo más deba transcurrir para que ello ocurra. Preocupa además que en tales manos se encuentre la operación de un servicio tan delicado, que implica cuestiones tanto de seguridad para los usuarios, como de rostro de presentación de la Región Lagunera frente a los inversionistas, ejecutivos y turistas que nos visitan.