Los griegos fueron una cultura superior en muchos ámbitos, sin duda marcaron la pauta en diferentes disciplinas y actualmente su legado mantiene vigencia. La razón y el pensamiento individual -aquél impregnado de capacidad crítica y comprensión integral de los factores que rigen la existencia- fueron un estado ideal a perseguir por esa milenaria cultura, sin embargo, el hombre universal sólo podía alcanzar tal condición mediante una amalgama entre mente y cuerpo.
El deporte es un magnífico aliado: otorga claridad mental, paz y a la larga, una visión más aterrizada de la realidad. Sirve como atemperador de las pasiones, catalizador de los ánimos y promueve la interacción de una sociedad que -llegada la modernidad- es cada vez más proclive al individualismo. En corto: las sociedades aguantarán con entereza los vendavales que el existir les vaya presentando si se valen de armas que aligeren una cotidianeidad aberrante y tortuosa.
El deporte debe ser primordial a cualquier edad, bajo cualquier circunstancia y condición social. Deporte es identidad, nos sitúa dentro de un espacio y tiempo determinado, distrae nuestra atención sobre asuntos dañinos y superfluos y la enfoca en valores esenciales como lo son el trabajo en equipo, la tolerancia y el poder interactuar entendiendo el pensamiento disidente como poderosa arma que nos lleve al fin ulterior: ganar.
Lo anterior viene a colación gracias a una noticia que me parece lamentable: la desaparición del equipo de futbol americano del Tec de Monterrey, campus Laguna. Es entendible que en general, el país atraviese una crisis severa que se ve reflejada en áreas torales como es la educación y las instancias encargadas de impartirla, sin importar su carácter (público o privado). Carezco de elementos para dictaminar la situación financiera del ITESM, su lista de prioridades, sin embargo no puedo dejar de expresar tristeza por la decisión.
De dicho equipo salieron grandes deportistas que muy en alto pusieron el nombre de la región. La eficacia bajo la cual operaron los “borregos” se tradujo en grandes e importantes beneficios para una Laguna muchas veces olvidada por el tremendo centralismo que impera en el país. Cabe preguntarle a las autoridades pertinentes: ¿Por qué Torreón y no Monterrey o Ciudad de México? ¿Qué acaso no somos merecedores de un equipo de altura que proyecte algunos de nuestros valores?
Existen empresarios comprometidos, con una visión propositiva de las cosas. A ellos habría que pedirles encontraran maneras para rescatar al equipo, a la larga semillero que como saldo dejó, además de excelentes deportistas, hombres verdaderamente comprometidos y exitosos que hoy se preguntan el porqué de tan triste situación.
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Y siguiendo con las preguntas ¿Tan mal andamos para no poder tener un aeropuerto funcional y eficiente? De todos conocido que la constructora a cargo de la titánica obra se declaró recientemente en suspensión de pagos y un proyecto que en diciembre pasado debería haberse terminado hoy está en obra negra.
No nos importan mucho los pretextos, de hecho, desde que se inventaron se acabaron los idiotas. Se dice que ahora van a someter, de nueva cuenta, la obra a concurso; pero a la larga, la imagen proyectada hacia otras regiones del país es que somos una zona de tercera, con una obra de tercera y un aeropuerto de quinta.
No voy a dejar de fregar hasta ver resultados, aún bajo el riesgo de volverme monotemático.
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El Santos laguna probablemente es lo que mayor proyección nacional nos confiere y por ello preocupa mucho su reciente venta. No estamos en contra de un propietario no perteneciente a la región, de hecho aplaudimos nuevas e interesantes estrategias que dicho hombre trae consigo en pos de la fortificación de la escuadra. Lo interesante del tema es que se presume los otrora propietarios dieron por hecho que ningún empresario lagunero estaría interesado en adquirir el equipo y simplemente no lo ofrecieron, jamás lo pusieron a consideración.
De dar pena.