EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- Influenciados por el alcohol y la droga cuatro miembros del Ejército Mexicano pertenecientes al 33 Batallón de Infantería con asiento en esta ciudad, agredieron ayer por la tarde con manos, piedras y machete a varios habitantes del fraccionamiento Residencial Nazas.
De los hechos tomaron conocimiento elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal y un grupo de militares encabezados por un capitán segundo de apellido Urzúa, quien con palabras altisonantes recriminó a los vecinos del sector el haber solicitado el apoyo de la Policía Preventiva.
Según el dicho de algunos de los afectados, cerca de las 15:00 horas los cuatro soldados, quienes habitan desde hace aproximadamente cinco meses la casa marcada con el número 776 de la calle Sierra de los Caribes, acudieron al mini súper “Blafer” localizado entre las avenidas Garduña y Cerro de las Calabazas, con la intención de adquirir cervezas.
En dicho lugar fueron atendidos por un menor de nombre Raúl, quien les indicó que no podía venderles la cerveza por no contar con permiso, esta respuesta encolerizó a uno de los militares de apodo “El Moruco”, quien sin más tomó una piedra y se la lanzó, hiriéndolo en la nuca.
Tras lo anterior los cuatro se retiraron rumbo a su domicilio, pero en el trayecto se encontraron a la señora Guadalupe del Rocío Cándido Estrada, quien presenta un embarazo de cinco meses de gestación, así como a la hermana de ésta de nombre Cristian del Carmen, a quienes comenzaron a insultar.
No conformes con lo anterior, los envalentonados soldados comenzaron a golpearlas a la vez que con un machete las amenazaron para que no hicieran escándalo.
Al percatarse los vecinos de lo que estaba sucediendo, pidieron el auxilio de la Dirección de Seguridad Pública, cuyos elementos a pesar haber llegado en cuestión de minutos no pudieron detener a los agresores ya que éstos se introdujeron a su domicilio, desde donde proferían amenazas contra los agentes.
Ya por la noche hizo su arribo al lugar un grupo de soldados del 33 Batallón de Infantería encabezados por el capitán segundo Urzúa, quien luego de introducirse al domicilio y platicar amigablemente con sus camaradas, los trasladó al Campo Militar, donde según él recibirían un castigo ejemplar.
