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Agresividad de Bush se debe a secuelas del alcoholismo.-Castro

Según el libro "Bush en el diván", escrito por un psiquiatra, el Presidente admitió que tuvo problemas con el alcohol hasta los 40 años.

27 de julio 2004.

Santa Clara (Cuba), (EFE).- El líder cubano, Fidel Castro, sugirió que el pasado alcohólico del presidente de EU, George W. Bush, influye en su belicosidad, refutó sus acusaciones sobre el turismo sexual en Cuba y afirmó que un ataque sería un "colosal error".

Castro descalificó anoche a Bush en su discurso del 26 de julio, pronunciado en conmemoración del 51 aniversario del inicio de la revolución con el asalto al cuartel de Moncada, y repasó extensamente un libro que analiza la incidencia del alcoholismo y el fanatismo religioso en la personalidad del presidente estadounidense.

El presidente cubano dedicó la mayor parte de su discurso, de hora y media, a leer párrafos del libro "Bush en el diván", del psiquiatra estadounidense Justin Frank, que describen al presidente de EU como un ex alcohólico sin tratamiento y un fanático religioso que arrastra secuelas que pudieron influir en su decisión de atacar Irak.

Antes de alcanzar la Presidencia, Bush admitió que tuvo problemas con el alcohol hasta los 40 años, cuando lo dejó porque se dio cuenta "de que el alcohol estaba empezando a quitarme las energías y podría estropear mis relaciones con la gente".

Castro se refirió también a un libro de Michael Moore en el que el cineasta estadounidense acusa a Bush de ser un "analfabeto funcional" y aseguró que este tipo argumentos "ayudan a explicar la extraña conducta y belicosidad del presidente de EU".

"Ojalá que, en el caso de Cuba, Dios no quiera dar instrucciones al señor Bush de atacar nuestro país y le induzca más bien a evitar ese colosal error", manifestó Castro.

Los cubanos, agregó, "estamos dispuestos a morir, no tememos a tu enorme poder, tu ira irrefrenable ni tus peligrosas y cobardes amenazas contra Cuba".

Además, recomendó a Bush que consulte con el Papa Juan Pablo II antes de seguir otro "mandato bélico divino" que le lleve a nuevas invasiones.

Bush "debería cerciorarse de la autenticidad de cualquier mandato bélico divino, consultándolo con el Papa y otros prestigiosos dignatarios y teólogos de las iglesias cristianas, preguntándoles qué opinan", antes de planear otros ataques a terceros países, comentó con ironía.

Tal como había sido anunciado, Castro refutó las acusaciones de Bush sobre el turismo sexual en Cuba y el informe del Departamento de Estado de EEUU que apuntaba que la isla "ha reemplazado al sudeste de Asia como sitio para los viajes de los pederastas y turistas que buscan sexo".

"Las calumnia y mentiras de Bush sobre turismo sexual fueron elaboradas precipitadamente para justificar las atroces medidas contra las familias de los cubanos residentes en EU", señaló Castro, convencido de que este "ultraje" podría tener "consecuencias políticas adversas en Florida para Bush que pueden ser decisivas".

"Aumenta la idea de un voto de castigo entre los electores cubano-americanos", insistió.

Castro afirmó que la mayoría de los turistas de EU y Canadá que visitan la isla son jubilados que "buscan la tranquilidad y seguridad excepcional, la educación, cultura y hospitalidad" del país y se preguntó si Bush calificaría a las industrias turísticas estadounidenses y españolas de turismo sexual.

En Estados Unidos, señaló, hay casinos, locales de juego y prostíbulos, y en España la prensa publica anuncios "de las personas que practican el antiguo oficio de la prostitución".

"Ninguna de las actividades mencionadas tiene lugar en Cuba", aseguró Castro, que atribuyó las "calumnias" a la "mente calenturienta y fundamentalista del todopoderoso señor de la Casa Blanca y sus más íntimos asesores".

La administración de Bush decretó el pasado 30 de junio restricciones de los viajes de cubano-estadounidenses a la isla y limitaciones en el envío de remesas a sus familiares en Cuba.

Las medidas fueron criticadas con dureza en La Habana y desataron la polémica entre los cubanos afincados en EU, en su mayoría en el estado de Florida, gobernado por Jeb Bush, hermano del presidente, que tuvo un papel decisivo en las elecciones de 2000 que le llevaron al poder.

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