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LA HABANA, Cuba.- La embajada de México en Cuba permanece resguardada por integrantes de la seguridad diplomática cubana, quienes tienen la instrucción de no dejar caminar a las personas por las aceras circundantes al edificio.
Esta medida se adoptó desde el domingo pasado, cuando México decidió rebajar las relaciones diplomáticas al mínimo con Cuba.
El edificio de dos pisos ubicado en la calle 12 número 518, del municipio de Playa en la ciudad de La Habana, se encuentra vigilado “por motivos de seguridad y porque puede haber cualquier manifestación o algún maligno que aparezca por aquí”, comentaron los vigilantes vestidos de verde, quienes explicaron que era una disposición “en beneficio” de los gobiernos cubano y mexicano.
Y a pesar de que los trámites consulares continúan normalmente y de que Olga García Guillén fuera nombrada encargada de negocios ad hoc para representar a México en ausencia de la embajadora Roberta Lajous, para un periodista mexicano es imposible ser recibido, en medio de esta crisis diplomática y un día después de que el canciller Felipe Pérez Roque responsabilizara al Gobierno de México de la fractura de las relaciones bilaterales.
La atención a los visitantes extranjeros y mexicanos se da a través de un teléfono instalado en la puerta de la embajada mexicana, por medio del cual se informó a los reporteros que no podían ser recibidos en territorio mexicano.
El argumento inicial para no permitir la entrada, según los empleados de la embajada, es que la encargada de negocios tiene órdenes estrictas de no dar ninguna declaración sobre las relaciones bilaterales entre México y Cuba.
Sin embargo, representantes de los medios de comunicación insistieron en ser recibidos con el fin único de conocer la legación y observar cuáles eran los trámites que ahora se llevaban a cabo en le embajada.
La insistencia fue en vano, porque nuevamente fue negado el acceso con la justificación de que el medio de comunicación tenía que pedir la autorización a la Cancillería mexicana para poder ingresar a las instalaciones.
Asimismo, intentar hablar con la encargada de negocios Olga García Guillén resultó complicado, pues a las 11:00 horas no había llegado aún a la embajada, y horas después al intentar establecer comunicación telefónica con ella en más de tres ocasiones una empleada de la representación diplomática informó que la funcionaria “tenía muchos asuntos que atender afuera de la sede diplomática”.
Aunque los trámites consulares no se han detenido el movimiento alrededor de la embajada mexicana es mínimo, pero el dispositivo de seguridad a las afueras, aunque es discreto, hace extrañar a lugareños y extranjeros quienes visitan ese barrio y se les pide que bajen de la banqueta para continuar su camino.
