Gómez Palacio

Alejandra Pérez, ya se siente de estas tierras

CECILIA AGUILAR ACUÑA

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Alejandra Pérez Eleuteria lleva 12 años de su vida vendiendo semillas afuera de la presidencia municipal. Tanto los trabajadores municipales como la población que acude a realizar sus trámites al edificio oficial, ya la conocen.

Ella es originaria de Toluca, Estado de México, pero al casarse con un lagunero, se la trajo a vivir a este municipio. Aquí nacieron sus tres hijos, por lo piensa que ya es parte de esta tierra.

Aunque llueva o truene, ella no falla a su trabajo. En temporada de calor, se instala bajo la sombra de un frondoso árbol. En tiempo de invierno busca un lugar que la proteja de la intemperie, pero aunque se abriga muy bien, manifiesta que hay veces que el frío ?le atraviesa los huesos?.

Su marido trabaja en el Ayuntamiento de la ciudad de Lerdo como ?barrendero?, donde percibe un sueldo de 600 pesos semanales. ?Este trabajo apenas lo consiguió, pero como cambia el gobierno, creemos que no le darán más oportunidad?.

Platica que siempre han batallado para salir adelante, por esa razón decidió ayudar a su esposo. Al principio no sabía de qué forma. El vender gorditas no le pareció buen negocio, porque si no se acomodan, se descomponen y luego vendría una pérdida económica.

Con las semillas y los dulces no sucede lo anterior y además a todos les gustan. Los niños son los que más demandan las golosinas, por lo que es la mercancía que más se mueve. Sin embargo, Alejandra platica que ella como el resto de los vendedores, está pasando por una situación muy difícil.

?Las ventas están muy flojas, más ahora que es la época de vacaciones?, indicó para luego comentar que extraña a los jovencitos que bajan de los camiones cuando vienen de la escuela. Ella sólo está por las mañanas y se retira a su casa a seguir con el quehacer del hogar, a las cuatro de la tarde.

La vida de Alejandra ha sido muy dura. Su hijo mayor ?tiene 20 años- tuvo que dejar la escuela porque no pudieron darle estudios, lo mismo sucedió con su hija de 17 años a quien diariamente le prepara una canasta de semillas y dulces para que los venda en otra área de la ciudad.

El más pequeño de 12 años, entrará a la Escuela Secundaria número 54, pues tiene muchas ganas de estudiar. ?Ahora estamos con este apuro, pues hay que pagar la inscripción y luego comprar los útiles y los uniformes, eso es un gasto muy alto para uno de pobre?.

La vendimia le deja muy poco, cuando es un buen día saca de 50 a 60 pesos diarios. Hay días malos en que sólo le alcanza para comprar la leche.

En estos momentos en que su esposo está empleado, dice que cuentan con servicio médico del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores de Estado (ISSSTE), donde ha acudido para tratarse porque además de ser diabética, un dolor en la cintura continuamente la molesta.

Por esa razón no camina mucho y cuando se cansa de estar parada cuando está trabajando, se sienta en la silla que transporta desde su casa. Ella teme que su esposo se quede sin trabajo, porque en estos momentos el sueldo que él lleva es muy valioso, ?además que cuando uno se enferma, no hay dinero para curarse...?.

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