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Nueva York, EU.- El cantante mexicano Alejandro Fernández llenó el teatro del Madison Square Garden. Durante casi dos horas y media de concierto, ?El Potrillo? dedicó la noche del pasado miércoles la primera parte a las tradicionales canciones rancheras y la segunda a las baladas pop en una actuación que puso el broche final al Festival México Now, festejo que inauguró su padre Vicente Fernández en el mismo escenario y que, durante más de un mes, ha mostrado el trabajo de un centenar de artistas mexicanos en 31 instituciones culturales de la Gran Manzana.
El público, en su mayor parte femenino, gritó hasta quedar sin aliento cuando el cantante salió al escenario, vestido de charro y con el pelo engominado, para comenzar con un tema de su nuevo disco, A Corazón Abierto.
Acompañado por los integrantes del Mariachi Real de México que, a diferencia de otros conciertos donde los músicos están de pie, permanecieron sentados como si se tratara de una orquesta sinfónica, Fernández interpretó cinco canciones con su poderosa voz antes de que dirigiera sus primeras palabras al respetable.
?Me da mucho gusto estar hoy en Nueva York presentando mi nuevo álbum. Gracias por darme esta oportunidad?, dijo este sex symbol de la canción mexicana. ?Los músicos sólo tocan. Yo sólo canto. Así que el ambiente lo ponen ustedes?, gritó a una audiencia totalmente entregada, para continuar con ?una canción que da consejos a los hombres sobre cómo tratar a las mujeres?.
Loco fue su siguiente tema, acompañado por las proyecciones en tres pantallas gigantes que cambiaban con cada letra, muchas de ellas un tanto sicodélicas y la mayoría románticas, como cabe esperar de este intérprete que le canta al amor desgarrado en un tono más poético que su padre, que ahoga sus penas en un vaso de tequila.
Después llegaron los ?regalos? de sus fans, que se acercaban al escenario con ramos de flores, ositos de peluche, cartas y hasta tangas y sujetadores, que ?El Potrillo? recogía pacientemente e iba colocando en una mesa junto al micrófono.
Continuó con Nube Viajera y Qué Poca, del disco Niña Amada Mía, para llegar a uno de los momentos más especiales de la noche, con el público en pie cantando Cascos Ligeros y Sin Tantita Pena.
Con un popurrí de Juan Gabriel y otro de Vicente Fernández, el cantante quiso rendir homenaje a estos clásicos de la música mexicana. Especialmente con el dedicado a ?Chente?, acompañado por un video que recogía sus primeras actuaciones a dúo, padre e hijo. Y con la trilogía Guadalajara, Jalisco no te Rajes y México Lindo y Querido quiso hacer lo propio con su país en un guiño a los mexicanos que llenaban el teatro y aplaudían a rabiar, coreando estas canciones.
Más de una hora después de comenzar el concierto, Fernández dejó a los mariachis en el escenario y apareció a los cinco minutos vestido para cantar baladas. Con la portada de A corazón abierto en la pantalla, pantalones negros de cuero y camisa blanca estampada, interpretó su nuevo material discográfico.
Producido por Kike Santander y Aureo Baqueiro, es su primer trabajo de baladas pop desde ?Me estoy enamorando? (1997). Alejandro volvió el pasado miércoles a esta ciudad recién llegado de Chicago, donde también colgó el cartel de completo en el Rosemont Theater en su concierto del domingo. Más decepcionante en esta segunda parte pop, pasó de nuevo a las rancheras y terminó con ?Se va?.