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Alerta

La Comarca Lagunera sufrió ayer la furia del Dios Tláloc y como siempre, las calles inundadas dieron cuenta de la fragilidad de la zona conurbada por la carencia de un sistema de drenaje pluvial.

En Torreón, Gómez Palacio y Lerdo, la fuerte lluvia provocó alarma entre la población, que de pronto se vio obligada a iniciar sus actividades cotidianas entre verdaderas lagunas.

La caída de varios colectores incidió para que el bulevar Independencia se transformara en tramos, en un río, mientras el desnivel de Santa Rosa, en Gómez Palacio, quedó prácticamente bajo el agua.

Pero fue en Lerdo donde el fenómeno causó mayores estragos. Fue necesario solicitar el auxilio del Ejército para desalojar a decenas de colonos que peligraban ante la creciente del agua y aplicar el plan D-N-III-E para enfrentar una situación con características de desastre.

De nueva cuenta es la naturaleza la que deja en evidencia el rezago en materia de infraestructura básica, como lo es el drenaje pluvial y lo corto de la visión de anteriores alcaldes que en los tres municipios privilegiaron obras de ornato, visibles y por lo tanto aplaudibles, sobre aquéllas subterráneas, que no se ven, pero que sirven para garantizar la viabilidad de una ciudad.

Hoy, el reto se antoja colosal: con recursos muy limitados, intentar resolver lo que durante décadas se ignoró: la región requiere una red de drenaje pluvial que evite que las lluvias se conviertan en dramas.

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