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Los Ángeles, EU.- Aunque vivió hace 2300 años, Alejandro Magno repercute en el debate político de los Estados Unidos.
La película Alexander, del director Oliver Stone, ha reavivado el interés y ha suscitado una serie de libros, documentales de televisión y artículos de revistas sobre el joven guerrero que conquistó la mayor parte del mundo conocido en su época llevando sus ejércitos de Macedonia hasta Egipto y la India.
Con el debut de la película a fines de noviembre, pocas semanas después de las elecciones presidenciales, los estadounidenses siguen intensamente divididos a favor o en contra del presidente George W. Bush y sus políticas, y mientras sus soldados siguen sumidos en un sangriento conflicto en Irak (uno de los escenarios de batalla de Alejandro), la película parece a ojos de muchos una alegoría política.
Tanto Alejandro como Bush son los líderes más poderosos de su época, criados bajo la tutela de padres dinámicos que también ejercieron influencia mundial, y definidos por una guerra ambiciosa y continua en tierras extranjeras históricamente difíciles de ocupar. Ambos pasaron años persiguiendo a un enemigo célebre que huyó a las montañas.
?La película jamás tuvo la intención de correlación o de paralelismo con nada actual?, aseguró Colin Farrell, protagonista del filme.
?La gente dice que la historia se repite; bueno, lo hace de diferentes modos, maneras y formas. Fue algo así como una coincidencia que nuestra historia sucediera exactamente donde está ocurriendo toda esta locura de la que estamos hablando ahora mismo?.
Alexander puede considerarse un argumento a favor o en contra del gobierno estadounidense actual, y la interpretación varía según la orientación del espectador.
?Creo que depende de cuál sea la inclinación política de cada uno... (Stone) hizo una película de mentalidad muy abierta, reflejando aspectos que son a la vez positivos y negativos?, comentó Angelina Jolie, que interpreta a Olimpia, la madre del héroe.
Jolie, que se interesa activamente en los asuntos mundiales como embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas, dijo que se sentiría complacida ?si la película plantea interrogantes, si hace hablar a la gente y si la mueve a ver cómo enfocamos otras culturas, qué hacemos contra ellas, qué les hacemos cuando no las comprendemos?.
El debate se centra en la cuestión de si Bush sigue los buenos o los malos ejemplos de Alejandro.
Stone admitió las coincidencias, pero como empezó a desarrollar el proyecto en 1989 consideró evidente que no hubiese tenido a Bush en mente como punto de referencia.
Según Farrell el director Stone, que en el pasado ha suscitado controversias políticas con sus películas Pelotón, JFK, Nixon y Nacido el Cuatro de Julio, se ve ?siempre intrigado por la grandeza, por la gente que establece diferencias, por quienes dejan su huella en el mundo, por la gente que tiene algo que decir sobre cómo se vive la vida y cómo los tiempos cambian o no?.
Alejandro ha fascinado a Stone desde su niñez.
?Es un rey guerrero que tiene una visión de compasión, generosidad de espíritu y de paz?, afirmó Stone. ?No mataba innecesariamente, no era un carnicero. Alguna vez protagonizó una matanza pero eran tiempos difíciles. Lo hizo con un propósito, con un motivo. No tenía la mentalidad de Genghis Khan o Atila el huno. Era un constructor, y a su paso dejó un imperio helénico. Hubo una eclosión en el Mediterráneo y en Irán, prevaleció un aire de crecimiento en el mundo, un afán de aprendizaje ejemplificado en la biblioteca de Alejandría?.
Aunque no se propuso su película como comentario político, el mismo Stone admite que la gente establecerá paralelos.
?Empecé esto antes de que sobreviniese toda esta pesadilla?, dijo Stone sobre la guerra en Iraq.
?Es paradójico, y creo que hay una coincidencia que escapa a mi entender, pero por cierto no limitaría esto a la situación actual. Ésta es una situación más antigua: oriente contra occidente. Esto es premusulmán, y siempre hubo conflicto entre persas y griegos?.
?Alejandro era grandioso porque vio más allá de ese conflicto para hacer una síntesis?, agregó. ?No estoy seguro de que nuestro gobierno actual lo haga. Es magnífico que digan ?Democracia, bla bla bla?, pero hay que adaptar la democracia a las costumbres locales?.
Aunque el mundo ha cambiado docenas de veces desde la época de Alejandro (anterior a Jesucristo y muy anterior a Mahoma), las lecciones de la historia antigua perduran.
?¿Y cuál es la lección??, preguntó Stone. ?Alejandro trajo el modo de ser helénico que es, digamos, mayor libertad para el individuo. Respetó las costumbres (a la inversa de nuestro gobierno) de dejar intactos los ejércitos adversarios y los usó. Siempre necesitaba más hombres?.
Después del derrocamiento de Saddam Hussein, Estados Unidos desbandó el ejército iraquí en vez de absorber a los no leales a Saddam en una nueva fuerza policial. La medida fue criticada porque dificultó la lucha contra la insurgencia.
?Alejandro fue siempre inclusivo, y nosotros fuimos exactamente lo contrario cuando fuimos a Iraq. Nosotros fuimos totalmente excluyentes... Se puede argumentar que la política nació mal desde el comienzo?.