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LOS ÁNGELES, EU.- De muchas maneras, Alexander, de Oliver Stone, es una epopeya como se hacían en el pasado: enorme, audaz, indudablemente espectacular y constelada de estrellas.
Por lo que era apropiado que el lugar escogido para su estreno mundial, celebrado el martes por la noche con la presencia de sus coestrellas Colin Farrell, Angelina Jolie y Val Kilmer, fuera el Chinese Theatre de Los Ángeles, donde se han organizado más premier que cualquiera pudiera imaginar.
Farrell, quien suele favorecer los pantalones de mezclilla y las camisetas, llegó vistiendo ropa formal, llevando a un observador a expresar que se veía tan bien que debería pensar en dormir en su saco de esmoquin negro perfectamente ajustado acompañado con corbata del mismo color.
Alexander narra la historia de Alejandro Magno, quien había conquistado gran parte del mundo conocido para cuando cumplió 25 años de edad.
"Es simplemente una historia muy grande acerca de muchas cosas distintas narrada en un lienzo muy amplio", indicó Farrell, quien interpreta al personaje histórico.
El actor de 28 años de edad no se mostró mucho más prolijo a la hora de hablar del personaje principal.
"No sé", explicó Farrell. "Lo era todo. Era un manojo de contradicciones. Sabes, era tierno, era fuerte, era afectuoso, era feroz, era un hombre completamente contradictorio".
Jolie, con justo un año de edad más que Farrell, protagoniza a Olimpia, madre de Alejandro.
"Creo que la conoces cuando Alejandro es joven, entonces creces un poco con ella", indicó Jolie, vistiendo Versace para el estreno.
"Pero también creo que ambos somos actores y tomamos las cosas muy seriamente, y me concentré en todos los aspectos de mi persona que tienen que ver con la muerte, con el hecho de envejecer, con el ser madre y sentirse cansada y decepcionada por la vida. Y él se concentró en todos los aspectos de su persona que se relacionan con la esperanza y la juventud. Y, de cierta forma, nos encontramos a medio camino".
La cinta marcó un reencuentro de Stone y Kilmer, estrella de The Doors, acerca de la vida de Jim Morrison.
"Simplemente me encanta", se entusiasmó Kilmer. "La pasamos de maravilla trabajando juntos hace diez años -ya son diez años- en The Doors. Y, de hecho, esto fue más divertido de hacer para mí porque no tenía la presión del papel principal y de todas esas responsabilidades, que son enormes".
Farrell indicó que la filmación de la película fue difícil, tanto física como emocionalmente.
"Todos los chicos involucrados se entregaron al 100 por ciento, y fue una maravilla".
Agregó: "Es difícil imaginar algo mucho más grande que eso, ya sea en términos de drama, de presupuesto o de índole épica".
Alexander se estrena en Estados Unidos el próximo 24 de noviembre.
Lo convence
Aunque Colin Farrell llegó "un poco tomado", quebrando vasos y tocándole la pierna al director Oliver Stone durante la audición de la cinta Alexander, finalmente se quedó con el papel.
"Llegó a la cita, ya que su agente había insistido que lo viera, y era un chico irlandés, delgado y rudo, aunque con gran espíritu. Estaba un poco tomado y rompió unos vasos. Fue una junta difícil ya que me agarraba la pierna y a mí me molesta mucho que me estén tocando", expresó el director.
"Hablaba con un acento irlandés muy marcado y no le entendía nada... quería que se fuera, pero vi algo en él", recordó Stone entre risas.
A final de cuentas Farrell se transformó en el personaje y realizó más del 90 por ciento de sus escenas de acción.
"Es divertido, tienes la oportunidad de hacer mier... que no puedes hacer en la vida real", explicó emocionado el actor de 28 años. "No puedo creer que me dejaron hacer todo esto, ya que como actor te tienen muy sobreprotegido".
Aunque ha participado en filmes como Enlace Mortal, Daredevil y Minority Report: Sentencia Previa, la cinta con Stone es la gran oportunidad de Farrell.
"La experiencia es diferente y probablemente es la mayor oportunidad de mi vida, soy afortunado de ser parte de esto, de una historia con alma y corazón, con todas las preguntas que surgieron para intentar contarla", asegura el irlandés.
Tan intensa fue la experiencia, que el actor tras el rodaje se hospedó en un hotel lujoso de Tailandia para reposar.
"Fue tiempo para descomprimirme", explica.