Lo que ocurre hoy en día en Baja California no se lo deseamos a ningún otro Estado de la República Mexicana.
La alternancia que se estrena en dicha región deja mucho que desear porque más se asemeja al regreso de los viejos tiempos con todo y sus excesos que a un avance de la vida democrática. Vayamos por partes.
Cinco nuevos alcaldes toman posesión a partir de hoy, tres de ellos emanados del PRI y dos del PAN.
El caso más significativo es Tijuana en donde el empresario Jorge Hank Rohn acabó con una hegemonía de quince años del PAN a pesar de su controversial pasado y de un apellido que nos remite a las épocas del desgastado sistema tricolor.
En Mexicali, el priista Samuel Ramos de mejor imagen, logró derrotar en los tribunales a un candidato panista surgido del magisterio, cuyo principal mérito político fue coordinar la campaña política del gobernador Eugenio Elorduy.
El sorpresivo retorno de los priistas, ampliamente discutido por analistas y pueblo en general, se explica por dos razones: incapacidad del Gobierno panista para frenar la inseguridad y una pobre selección de candidatos que redundó en campañas ineficaces por parte de los blanquiazules.
El triunfo del PRI tanto en Mexicali como en Tijuana levantó amplias simpatías en los sectores populares y entre los gremios ligados al tricolor, pero con las señales recientes lanzadas por los nuevos gobernantes no se vislumbra un mejor porvenir.
Hank Rohn dispuso un gasto de 500 mil pesos para construir un gran templete para su acto de toma de protesta en donde se espera la asistencia de 30 mil personas. La jornada inició con una misa, siguió con el acto multitudinario para cerrar con cenas y pachangas que seguramente se prolongarán varios días.
El novel alcalde de Tijuana cristaliza un viejo sueño que hace cinco años resultaba imposible de considerar por las implicaciones legales y políticas de dicho personaje.
Pero Jorge Hank preparó bien el camino al tejer durante años una red de intereses y relaciones en Tijuana que incluyeron desde festivales populares hasta fiestas faraónicas en donde se proyectó como el millonario excéntrico, temido y a la vez preocupado por su comunidad.
En esta ocasión le favorecieron varias circunstancias. Su compadre Roberto Madrazo le dio la bendición desde el PRI, el PAN eligió a un candidato demasiado ingenuo y Tijuana sufrió una de las peores rachas de violencia de los últimos años.
Salvo contadas excepciones, el nuevo munícipe seleccionó a un equipo de trabajo en donde la amistad y el compadrazgo quedaron por encima del profesionalismo.
Su secretario de Gobierno es un político que fue responsable del retroceso priista en los últimos lustros; en las áreas seguridad designó a varios desconocidos que nada tienen que ver con la región y en otros puestos incorporó a sus empleados y colaboradores del Grupo Caliente.
Si el pasado es prólogo muy pronto veremos más errores en la administración tricolor. Hank Rohn nació en medio de la política, su padre Carlos Hank González ocupó casi todos los puestos del organigrama político nacional, pero los tiempos han cambiado dramáticamente en México y nada fácil será para este personaje gobernar sin experiencia previa a una ciudad compleja, dinámica y de grandes contrastes como es Tijuana.
Por el bien de los tijuanenses ojalá nos equivoquemos y Hank logre darle la vuelta a esta violenta frontera para convertirla en una ciudad ejemplo del Noroeste de México.
Pero las señales dicen lo contrario, por ello anticipamos que la democracia chocará en esta plaza con una dolorosa realidad: el pueblo eligió a un personaje que no está capacitado para el puesto ni tampoco cuenta con el perfil adecuado para los nuevos tiempos.
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