Reuters
LONDRES, INGLATERRA.- Un grupo de ex alumnos de una escuela pública de Londres, que cantó en el clásico Otro Ladrillo en la Pared de Pink Floyd en 1979, presentaron una demanda por regalías impagas.
Todo se remonta al momento en que veintitrés adolescentes de la Islington Green School grabaron sus participaciones secretamente para la canción, que se convirtió en un himno para toda una generación a partir de aquello de "No necesitamos ninguna educación".
Tras oír la canción, la directora del establecimiento educativo prohibió a los alumnos aparecer en televisión o grabar algún video, por lo que no ha quedado evidencia de su participación, lo que hace más difícil el reclamo de regalías.
El álbum The Wall, que contenía la canción, vendió más de 12 millones de copias y el simple se convirtió en número uno de los rankings de Gran Bretaña y Estados Unidos.
El experto en regalías Peter Rowan le dijo que había presentado el reclamo a una sociedad que se encarga de regalías musicales en representación de uno de los alumnos, y estaba trabajando con otros miembros de la clase. Indicó que aún estaba tratando de establecer contacto con la mayoría del grupo.
"Se les debe (a los alumnos) su dinero y hemos presentado el primer reclamo la semana pasada -dijo Rowan- He estado trabajando en esto durante casi dos años".
La historia de la participación de los niños nunca ha sido un secreto. El maestro de música Alun Renshaw llevó a un grupo de alumnos a un estudio de grabación cercano a la escuela sin el permiso de la directora, luego de que un allegado a la banda se lo propusiera.
Posteriormente, la letra de la canción (un claro alegato contra la educación formal y estricta de las escuelas) fue descrita por autoridades educativas de Londres como escandalosa.
Sin embargo, la escuela recibió un pago simbólico de 1,000 libras esterlinas y un disco de platino por la canción, pero los alumnos involucrados nunca recibieron un pago por su participación.
Rowan dijo que el dinero debería provenir de una sociedad de regalías musicales, y no de Pink Floyd. Calcula que a los 23 alumnos le corresponderían unas doscientas libras a cada uno.
La demanda fue inicialmente dificultosa por falta de evidencia, pero Renshaw señaló que la directora del colegio en ese momento, Margaret Maden (actualmente profesora universitaria), había apoyado la presentación.
"Debemos aportar evidencia de que ellos fueron parte de la canción y la señora Maden nos ayudara con eso", señaló.
El maestro de música Renshaw le contó al periódico Evening Standard que había aceptado la oferta que le hiciera la gente de la banda al verla como "un interesante asunto sociológico, y también como una maravillosa oportunidad para que los chicos trabajaran en un estudio de grabación".