Fue allá por el año de 1957 en la Camionera de Torreón, empresa que tú habías fundado varios años antes. El Ing. Federico Buttner Torreblanca, jefe de servicio de la empresa automotriz que en esta ciudad tú representabas, debía efectuar una visita de inspección a los talleres de la camionera y me pidió que lo acompañara, circunstancia que dio la oportunidad de conocerte.
Me impresionó tu porte, tu prestancia física y tu pulcritud. La cautivante amabilidad de tu trato, pero sobre todo tu sencillez.
Años después quiso el azar que la proximidad de nuestros domicilios, propiciara el trato cotidiano con tu hermano Luis que, desde entonces y hasta la fecha, es uno de mis mejores amigos. En ese conversar constante conocí la existencia del Club Sembradores de Amistad de Torreón, naciendo de inmediato el deseo vehemente de ingresar a sus filas.
Ese deseo se cumplió en junio de 1974 y viene a cuento, porque al día siguiente de la toma de protesta, en mi oficina me anunciaron que tenía una llamada telefónica de don José Amarante Uribe. Después del saludo tus palabras textuales fueron las siguientes: ?Pancho, te hablo para pedirte un favor, que a partir de este momento, se suprima el usted entre nosotros y en adelante el trato sea el tú?.
Esa frase te dibujó con trazos precisos e indelebles, dejando en mi muy grata impresión, por la humildad en que fue expresada y por venir de una persona de tan alta representatividad en nuestro medio social lagunero.
El trato contigo en las convivencias del club me permitió conocer más detalles de tu vida. Supe que habías nacido en Cuatrociénegas, Coah., el día cuatro de enero de 1919; que cursaste primaria, secundaria y tres años en Joel Chandler Harris School. Que tu matrimonio con Angélica Zertuche fue en la ciudad de Monterrey el 18 de noviembre de 1944, recibiendo la bendición de Dios con el nacimiento de cada uno de sus siete hijos: María Angélica, José, Martha Cecilia, Catalina, Fernando Javier, Claudia Susana y Martín Gerardo, hombres y mujeres de bien que recibieron como valioso legado el ejemplo digno de sus padres.
La filosofía de tu vida expresada en cuatro líneas: ?Ser siempre íntegro. Juzgar serenamente. Vivir de modo austero. Servir humildemente?, hizo que tu paso por los senderos de la vida fuera pródigo en realizaciones: Fundador de empresas, presidente de consejos de administración en instituciones bancarias, de patronatos de centros educativos, en fin, una siembra en tierra fértil de abundantes cosechas.
Hay personas que su sino es triunfar en cuanto emprenden. Su creatividad, capacidad intelectual y visión empresarial, hace que promuevan fuentes de trabajo, beneficiosas para la comunidad en que viven y fuentes de sustento de numerosas familias.
Pero el éxito no sólo lo tuviste en las empresas creadas por ti y por Luis, sino que llevaste tu empeño a fundar, junto con otros prominentes hombres de la industria y el comercio, al Club Sembradores de Amistad de Torreón, A.C. institución modelo en los ámbitos comarcanos.
Para mí, Pepe, siempre estarás presente en mi aprecio y admiración por tus valores morales y espirituales: el amor a tu familia, el afecto a los amigos, tu don de servicio, tu simpatía, tu caballerosidad y tu sencillez que, todos ellos en conjunto, conforman la esencia de tu ser y son tu sello distintivo.
