Esto te lo platico porque siento orgullo de mis amigos: el sábado anterior regresaba de mi acostumbrada reunión con un grupo de dilectos amigos, cuando al pasar frente al monumental pórtico del Teatro Nazas, noté mucho movimiento en el fóyer de ese nuevo recinto cultural motivando mi curiosidad. Al acercarme me percaté que había expectación de público y fotógrafos, porque en esos momentos el señor Obispo de la Diócesis de Torreón, Monseñor José Guadalupe Galván, bendecía todos los ámbitos del teatro.
Acompañando al señor obispo estaba el patronato en pleno, integrado por personalidades destacadas en el mundo de la industria, la ganadería y el comercio, entre ellos, nuestro consocio y amigo Jesús Campos Villegas y su esposa Alma Rosa Escobedo de Villegas. Ya se sabe que Chuy se da tiempo para participar en toda obra de servicio social y cultural, no obstante sus ingentes tareas financieras. Así que debemos congratularnos de que Torreón tenga un nuevo foro de expresión cultural y que nuestro amigo Jesús esté integrado al patronato.
Por otro lado nos da gusto también que un grupo de señoras, esposas de consocios nuestros, sigan en su tarea de servicio social en beneficio del prójimo, como lo demuestran en su informe enviado a la presidenta del Comité de Damas, sobre las actividades desarrolladas en el Centro de Superación y Formación Integral y de Valores la Nueva Esperanza.
El grupo de damas sembradoras está integrado por Cecilia Filizola de Martínez, Bertha Valdez de Zúñiga, Concepción Brito de Cantú, Susana Ortega de González y Alejandra Salas de Garza, que no han desmayado en ese servicio comunitario durante los cinco años que tienen de trabajar en ayuda de sus hermanos en el ejido La Nueva Merced, municipio de Torreón. En este último año se impartieron treinta y seis sesiones de catequesis; Cáritas alimentos, consistente en ventas de frutas, verduras, lácteos y a veces carne; Cáritas ropa y enseres, con la realización en el año de dos bazares y, como si fuera poco, también promovieron mejoras materiales en el local donde hacen sentir su labor bienhechora.
La presencia de las damas sembradoras durante cinco años ha generado un gran cambio en las vidas de estos hermanos, en lo espiritual, humano y material, tanto que el recinto fue evaluado para su asignación como centro educativo de cómputo para niños, jóvenes y adultos y secundaria para adultos.
Finalizan su informe con estas palabras de humildad: ?Con entrega y cariño le pedimos a Dios nos dé la fortaleza y perseverancia, para continuar ayudando a nuestros hermanos?.
Y ya entramos de lleno a las actividades correspondientes al ciclo octubre de 2004 a septiembre de 2005, con la sesión-comida celebrada, según rezaba la invitación ?en el mismo lugar, mismo menú, a la misma hora y con la misma gente? pero con distintos anfitriones: Rafael Revuelta, Jesús de Lara, Eduardo Ibargüengoitia y Sergio González, cubriendo la asistencia de socios y amigos los lugares disponibles.