Se acerca ya la celebración del nacimiento del Señor Jesús, el Redentor. En el ambiente flotan hálitos de amor y fraternidad. Es año que finaliza, espacio de tiempo que se termina. Suma de ortos y ocasos. De alboradas luminosas. De atardeceres arrebolados o nebulosos. Son tiempos de reflexión ¿Es la amistad un ideal inalcanzable?
Difícil es de conquistar porque requiere de la entrega de uno mismo. Darse. Exige reciprocidad; que transite en ambos sentidos, pues no es posible recibir amistad sin la propia disposición de otorgarla.
La amistad es un sentimiento que nace en lo más profundo de nuestro ser, que cuando brota y encuentra reflejo logra el ideal anhelado.
Me he puesto a pensar en ello por todos los amigos que he encontrado en mi largo peregrinar y que con su amistad han dado sentido y compañía a mi camino. Amistad que ha hecho más placentero el sendero recorrido.
Es amistad que trasciende, que sobrevive al tiempo y a la distancia. Que permanece viva, íntegra, como cuando nació.
Es la presencia en el recuerdo de todos aquellos rapazuelos con quienes, en mi niñez, cometí travesuras mil.
De los amigos de adolescencia y juventud. De los compañeros y amigos de andanzas montañeras. Aquéllos con los que viví la emoción intensa de pisar las cimas de altísimas montañas.
De aquéllos que en mis incipientes inicios laborales me dieron su apoyo y enseñanzas. A los que fueron ejemplo y guía durante cuarenta y cinco años en el quehacer cinematográfico. A los directores y compañeros en el corporativo de tiendas de servicio y del administrativo de una clínica dental.
De los amigos que me dieron oportunidad de acompañarlos en las tareas de servicio social: en los cursillos de Cristiandad, en el Movimiento Familiar Cristiano. Centro Social Cinematográfico y Círculos Mercantil Mutualista de Monterrey. Clubes Sertoma de Chihuahua y de Torreón. Clubes Sembradores de Amistad de Torreón.
A los amigos de siempre o Sertorucos y mis contertulios del café de las doce.
Por la amistad de todos ellos, en el invierno de mi vida todavía percibo resplandores de primavera; la semilla que sembré con amor y cultivé con devoción sigue floreciendo. Convertida en un árbol de múltiples ramajes sigue dando frutos abundantes.
En estos días navideños, cuando el amor y la amistad se manifiestan por doquier, quiero hacer un recuerdo cariñoso de los que duermen ya el sueño infinito de la muerte y expresar mi profunda gratitud a quienes me han brindado su amistad. Y por el don de la amistad doy gracias a Dios.
