Algún duendecillo, de ésos que dicen que andan como Pedro por su casa en las salas de redacción de los periódicos, me hizo la travesura de publicar en la columna ?Amigo Sembrador?, como si fuera autoría de este escribiente, el contexto íntegro del boletín quincenal que la directiva del Club Sembradores de Torreón envía a sus socios.
Se cuentan anécdotas curiosas de las travesuras de esos inquietos duendecillos como inherentes al quehacer periodístico. Son cosas que suceden que suelen pasar, como dice en una canción el inolvidable músico poeta Agustín Lara.
Pero hagamos referencia a la celebración del Día del Amor y la Amistad que el viernes pasado tuvimos los sembradores en los jardines del Parque España, y que, como dicen los jóvenes, estuvo muy padre, con música y canciones románticas que nos hicieron suspirar a los cincuenta matrimonios que asistimos.
Los integrantes de todas las mesas fuimos muy bien atendidos por los anfitriones, que en este caso fueron los miembros de la mesa directiva y sus señoras esposas. Se ganaron un diez de calificación.
Muy grata fue esta convivencia. Disfrutamos en nuestra mesa de la compañía de Toño y Cristi Yarza, Chuy y Laurita Martínez, Rolando y Lizzy Gotés y Salvador y Elenita Álvarez, resaltando entre los temas de conversación, lo que Salvador dijo con orgullo, asegurando que en la Comarca Lagunera se produce carne y leche de excelente calidad, tanto o mejor que en los países que tienen fama de ello.
Quizá sólo faltaron, para darle mayor énfasis al motivo del agasajo, los versos de algún poeta, por eso incluyo en esta columna las bellas estrofas que escribiera un poeta cantor:
A mis amigos les debo la ternura, y las palabras de aliento y el abrazo, el compartir con ellos la factura, que nos presenta la vida a cada paso.
A mis amigos les debo la paciencia, de tolerar mis espinas más agudas, mis arrebatos de humor, mis negligencias, las vanidades, los temores y las dudas.
A mis amigos les debo el dispensar algún enfado que sin querer pudiera perturbar nuestra armonía; debemos saber que no puede ser pecado discutir alguna vez por tonterías.
A mis amigos legaré cuando me ausente, mi devoción en un acorde de guitarra, y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.
Un barco frágil de papel, parece ser a veces la amistad, pero jamás podrá con él la más violenta tempestad, porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón, por capitán el alma, por timonel el corazón.
De nuestro ideario: ?El sembrador cree y practica la amistad como expresión sincera del afecto que su prójimo le inspira, cuando cree y vive los mismos principios que él profesa y está dispuesto a dar y darse sin esperar nada en reciprocidad?.
