Es una costumbre en toda la vida del Club Sembradores de Torreón, el que en cada sesión comida, uno de los anfitriones haga el ofrecimiento de ella, dando ocasión a que salgan a relucir los dotes de orador o de buen declamador de uno que otro de nuestros consocios, como son los casos del doctor José G. Villarreal que siempre tiene unos versos que decir o de Salvador Álvarez, charro alegre y decidor, que hace el brindis en festivas rimas como se estila en las charrerías.
En la anterior comida, allá por donde los gallos sueltan su estridente canto, fueron anfitriones Jesús Martínez Gallegos, Mario Villarreal Roiz, Edilberto Zúñiga González y el que esto escribe, a quien sus compañeros oferentes le pidieron dijera el brindis de costumbre y así lo hizo en pretendidas rimas labradas a cincel y martillo:
Presentes en el palenque, ¡sí señores, estamos sus cuatro amigos sembradores! Ustedes lo ven, somos cuatro veteranos, que la amistad con afecto les brindamos.
Esto lo aseguramos sin recelo y sin empacho, sus amigos Mario, Edilberto, Jesús y Pancho. Pues nos une a ustedes fraternal amistad, que da orgullo por su sinceridad.
Pero prolijo sería los nombres mencionar, de tantos amigos que apreciamos de verdad. Aprecio que se forjó en el crisol del tiempo, como acabada figura de grácil monumento.
Tiempo que da tiempo de los amigos disfrutar, como preciado regalo de Dios en su bondad. Por eso les deseamos que en esta comida, no sólo disfruten de las viandas y de la bebida.
Pues si es bueno darle gusto al diente, mucho mejor es que gocen del ambiente, que se produce al reunirse con amigos. De éste tan feliz encuentro somos testigos.
Es por eso que le debemos gratitud al tiempo, en que ha florecido tan hondo sentimiento. Pero debo dejar que cual atinada saeta, nos lo diga la inspiración de gentil poeta:
?Unge el tiempo con mano generosa, toda virtud, la acendra y la depura. Asciende al sol desde su entraña oscura la oración perfumada de la rosa.
Toda virtud el tiempo la madura; forja el tronco robusto de la airosa juventud de la planta. Silenciosa es la amistad más vieja, la amistad más pura.
Añeja el tiempo el odre en que asegura la cosecha de ayer y la preciosa madurez que se alcanza sin premura.
Sólo el tiempo ennoblece. Gloriosa la vida que lo abreva en la dulzura de una amistad antigua y venturosa?.
Así se los dicen con virtual aserto: Jesús, Mario, Pancho y Edilberto.